"El Todopoderoso ha creado una cosa opuesta a la otra".
Así como el Alma Divina consiste de diez sagradas [facultades, que se corresponden con las Diez] Sefirot [Supremas], y está investida en tres vestimentas sagradas, así también el alma de sitrá ajará derivada de kelipot noga que está investida en la sangre del hombre consiste de diez "coronas de impureza". Estas [diez facultades] son: siete midot malas —que provienen de los cuatro elementos de mal mencionados antes—, y el intelecto (séjel) que las hace nacer, el que está subdividido en tres, a saber, jojmá, biná y dáat, el origen de las midot, porque las midot son conforme la calidad del intelecto. Una criatura desea y ama cosas pequeñas de poco valor pues su intelecto es demasiado inmaduro y deficiente como para apreciar cosas más valiosas que esas. Similarmente, se enoja y enfurece por cosas triviales, y es así también con respecto al alarde y otras midot.
Ahora bien, estas diez categorías impuras, cuando una persona piensa [pensamientos que se originan] en éstas, o habla, o actúa, entonces el pensamiento en su cerebro, las palabras en su boca y el poder de acción en sus manos y en otros órganos son denominados "vestimentas impuras" para estas diez categorías impuras que se visten con estas vestimentas durante el acto, la palabra o el pensamiento. Estas [vestimentas del Alma Animal] comprenden todos los actos que se ejecutan bajo el sol, [o sea, todas las acciones mundanas,] que son, todos, "vanidad y aflicción del espíritu", como el Zohar, Parshat Beshalaj, lo interpreta: "Un destrozo del espíritu [de santidad]".
Del mismo modo, todas las palabras y todos los pensamientos que no son [dirigidos] a Di-s ni a Su Voluntad ni a Su servicio [son vestimentas para el Alma Animal]. Porque éste es el significado del término sitrá ajará: "el otro lado", es decir, no el lado de la santidad. El lado de la santidad no es otra cosa que la permanencia y la extensión de la santidad de Di-s. Ahora bien, Di-s reside únicamente en lo que se somete a El, ya sea [una subordinación] real, como es el caso de los ángeles supremos, o [una subordinación] potencial, como es el caso de cada judío aquí abajo [en este mundo físico], que tiene la capacidad de entregarse completamente a Di-s a través del martirio por la santificación del Nombre de Di-s.
A ello se debe que nuestros Sabios hayan dicho que "si siquiera un [único] individuo se sienta y se dedica al estudio de la Torá, la Presencia Divina reposa sobre él". También, "En toda reunión de diez [judíos], descansa la Presencia Divina" siempre.