"Uno es el opuesto del otro": El "rashá que conoce el bien" es la antítesis del "tzadík que conoce el mal". Esto quiere decir que el bien que hay en su alma Divina que está en su cerebro y en la parte derecha de su corazón, está subordinado al mal de [el Alma Animal que se deriva de] la kelipá, que está en la parte izquierda [del corazón], y anulado dentro de éste. También este nivel está subdividido en miríadas de grados, que se diferencian basándose en la cantidad y a la calidad de la anulación y subordinación del bien al mal, Di-s libre.

Está aquel en el que la subordinación y anulación [del bien al mal] es ínfimamente menor, y aun éstas no son permanentes, ni recurrentes a intervalos frecuentes. En lugar de ello, el mal prevalece sobre el bien sólo en ocasiones poco frecuentes, conquistando la "pequeña ciudad", es decir, el cuerpo, pero [incluso cuando lo logra, es] sólo parte del mismo y no todo, sometiéndo la [a esa parte] a su disciplina, y haciendo que sea una "carroza" [para el mal] y [haciendo luego] que [esa parte del cuerpo] sirva de "vestimenta" en la cual se investirá una de las previamente mencionadas tres vestimentas del Alma Animal. Es decir, ya sea [prevalecer] solamente en la acción, en la consumación de transgresiones menores [únicamente], mas no las graves, Di-s libre, o en la palabra solamente, [pero apenas] en la expresión de aquello rayano en la difamación y en la mofa y similares, o sólo en el pensamiento, en reflexiones de pecado que [en algunos aspectos] son peores que el pecado mismo. [Este es el caso] aun cuando la persona en realidad no está pensando cometer un pecado, sino que tan sólo se permite la meditación en la unión carnal del hombre y la mujer en general, con lo cual viola la advertencia de la Torá: "Te cuidarás de toda cosa mala", [que nuestros Sabios interpretan en el sentido de que] "la persona no debe albergar fantasías impuras durante el día [para que no se vuelva impuro durante la noche]", o cuando, en un momento adecuado para el estudio de la Torá, vuelve su corazón hacia asuntos vacíos, como está escrito en [la Mishná, Tratado de] Avot: "Aquel que despierta de noche [cuando tiene tiempo de estudiar Torá] y vuelve su corazón [al ocio, es culpable con su propia alma]". En cualquiera de estos casos, o en otros similares, en ese momento se lo denomina rashá (malvado), lo que significa que el mal de su Alma [Animal] prevalece en su interior, invistiéndose en su cuerpo, induciéndolo al pecado e impurificándolo.

Posteriormente, el bien que está en su Alma Divina se hace valer y [la persona] se arrepiente; buscará la disculpa y el perdón de Di-s, y si se arrepiente con la penitencia adecuada, de acuerdo al consejo de nuestros Sabios, Di-s efectivamente lo perdonará, con [una de] las tres formas de perdón expuestas por Rabí Ishmael, como se explica en otra parte.

Sin embargo, hay otro [tipo de "rashá que conoce el bien"], en el que el mal prevalece más fuertemente. Las tres vestimentas del mal, todas, se invisten en él, y el mal lo hace cometer pecados más graves, y con más frecuencia. No obstante, entretanto siente remordimientos, y a su mente vienen pensamientos de arrepentimiento, [que surgen] de los aspectos de bien [que aún hay] en su alma que en el ínterin recupera cierto grado de fuerza. Pero no se fortalece lo suficiente como para vencer al mal de manera que pueda deshacerse totalmente de sus pecados y ser totalmente aquella persona que confiesa [sus pecados] y los abandona [para siempre]. Es respecto de éste que los Rabinos han dicho: "Los malvados están llenos de remordimientos". Estos representan la mayoría de los malvados, en cuya alma aún existe cierto bien.

Pero aquel que nunca siente remordimientos y jamás le vienen pensamientos de arrepentimiento, es llamado "rashá que [sólo] conoce el mal". Porque el mal de su alma es lo único que ha quedado en su interior, pues ha prevalecido tanto sobre el bien que [éste último] ha desaparecido de su interior, y ahora se encuentra por encima de él, arriba, a manera de makíf y por eso han dicho los Sabios: "Sobre todo [grupo de] diez judíos [cualesquiera] descansa la Shejiná (Presencia Divina)".