En cuanto a la bien conocida máxima de que [aquél cuyas acciones buenas y malas están] en equilibrio es denominado Beinoní, mientras que [aquél en el que la] cantidad de virtudes [exceden a la de sus pecados] es denominado tzadík — esto es sólo un nombre prestado, aplicado [figurativamente] en referencia a la recompensa y el castigo. Como la persona es juzgada según la mayoría [de sus acciones], es denominada "justo" [aunque posea una minoría de pecados] en referencia a su veredicto, ya que sale victoriosa en su juicio. No obstante, de definir con exactitud las cualidades y niveles distintivos de [los términos] tzadíkím y beinoním, nuestros Sabios han señalado que los justos son "juzgados" exclusivamente por su naturaleza de bien, como está escrito: "Y mi corazón está extinto dentro de mí", queriendo decir que él no tenía naturaleza de mal pues la había matado con el ayuno. Pero aquél que no ha logrado alcanzar este nivel [de librarse de su naturaleza del mal], aun cuando sus virtudes excedan en número a sus pecados, todavía no está en absoluto en el nivel y escala de tzadík. Este es el motivo de que nuestros Sabios expresaran: "El Santo, bendito sea, vio que los justos eran pocos, por lo que Se alzó y los plantó en cada generación", [porque,] como está escrito: "El tzadík es el fundamento del mundo".
La explicación del tema [puede hallarse] a la luz de lo que escribió Rabí Jaím Vital en Shaar HaKedushá [1y en Etz Jaím, Portal 5, cap. 2], que cada judío, ya sea justo o malvado, tiene dos almas, como está escrito: "Y las neshamot (almas) que He hecho". Estas son dos nefashot — dos almas y fuerzas vitales. Un alma se origina en la kelipá y sitrá ajará. Es este [néfesh, que se origina en la kelipá y sitrá ajará] el que está investido en la sangre del ser humano, dando vida al cuerpo, como está escrito: "Porque el néfesh de la carne está en la sangre". De éste surgen todas las malas características, que derivan de los cuatro elementos de mal que hay en ella. A saber: la ira y el orgullo [emanan] del elemento Fuego que se alza hacia arriba; el apetito por placeres [emana] del elemento Agua, ya que el agua promueve el crecimiento de todo tipo de cosas que causan placer; la frivolidad y la burla, el alarde y la charla banal [emanan] del elemento Aire; y la pereza y la melancolía [emanan] del elemento Tierra. De esta alma provienen también los buenos rasgos inherentes al carácter de cada judío, tales como la compasión y la benevolencia, porque en el [caso del] judío, esta alma de kelipá deriva de la kelipá denominada "noga", que también contiene bien; [esta kelipá] es del esotérico "Arbol del Conocimiento" [que está compuesto] del bien del mal.
Las almas de las naciones del mundo, sin embargo, emanan de las demás kelipot impuras, que no contienen bien alguno, como está escrito en Etz Jaím, Portal 49, cap. 3, que todo el bien que las naciones hacen, lo hacen por motivos egoístas. Por eso la Guemará comenta sobre el versículo "La bondad de las naciones es pecado" que toda la caridad y bondad que hacen las naciones del mundo no es sino para autoglorificarse....