En cuanto a la tristeza ligada a los asuntos celestiales, hay que buscar formas y maneras de librarse de ella. Demás está decir que esto se aplica al momento del servicio Divino de la persona, porque se debe servir a Di-s con alegría y bienestar de corazón. Pero incluso [en el caso de] aquel que está ocupado con negocios y cuestiones mundanas, si se abate sobre él la tristeza o la preocupación por asuntos celestiales durante sus ocupaciones, es indudable que se trata de una treta de la Inclinación al Mal [que lo entristece, ostensiblemente por cuestiones espirituales,] para arrastrarlo luego a las pasiones, Di-s libre, como bien se sabe. Si no fuera así, ¿de dónde ha venido una genuina tristeza, que se deriva del amor o del temor a Di-s, en medio de su actividad comercial?
Ya sea si se abate sobre él la depresión durante su servicio [a Di-s] al estudiar [Torá] o al rezar, o cuando no está dedicado a ello, esto es lo que debe considerar: ahora no es momento adecuado para una tristeza genuina, ni siquiera para preocuparse por pecados graves, Di-s libre, porque para eso deben fijarse momentos oportunos, cuando la mente está tranquila, para reflexionar acerca de la grandeza de Di-s contra Quien ha pecado, de modo que con ello su corazón se quebrantará con genuina amargura. En otro lugar se explica cuál es el momento para esto. Allí también se explica que inmediatamente después de que su corazón se ha quebrantado durante aquellos momentos prefijados, deberá apartar totalmente la tristeza de su corazón y creer con fe perfecta que Di-s ha borrado su pecado que "El perdona abundantemente". Este [conocimiento de que Di-s de seguro lo ha purificado de sus pecados] es el genuino regocijo en Di-s que sigue a la tristeza, como se ha explicado anteriormente.