Lo que es más, [también se subyuga la sitrá ajará] incluso en cuestiones que son totalmente permisibles, cada acto mediante el cual sacrifica su impulso, siquiera por un período breve, con la intención de someter la sitrá ajará en el lado izquierdo de su corazón. Por ejemplo: cuando quiere comer, pero pospone su comida por una hora o menos, y durante ese tiempo estudia Torá. Como lo indica la Guemará: "La cuarta hora [del día] es cuando todos los hombres comen, pero la sexta es la hora de la comida de los estudiosos", porque se hacen pasar hambre a sí mismo durante dos horas con esta intención, aunque después de la comida estudiaban todo el día. Del mismo modo, si uno reprime su boca de decir cosas que su corazón ansía mucho decir, respecto de asuntos mundanos; y así con los pensamientos de su mente. Incluso con el menor sometimiento de la sitrá ajará aquí abajo, la gloria de Di-s y Su santidad es muy elevada en lo Alto.

De esta santidad brota una sublime santidad para el hombre [que está aquí] abajo, para asistirlo con una ayuda grande y poderosa en su servicio a Di-s. Esto es lo que [han querido decir] nuestros Sabios [cuando] dijeron: "Si un hombre se santifica aquí abajo aunque sea ínfimamente, es santificado en gran medida desde lo alto". Esto es además del hecho de que cuando uno se santifica a sí mismo en asuntos permisibles, cumple así con el mandamiento positivo de la Torá "Santificaos a vosotros mismos [y seréis sagrados]". El significado de "Santificaos a vosotros mismos" es "Háganse ustedes mismos sagrados". Es decir, aunque en verdad no se es sagrado ni separado de la sitrá ajará, porque ésta está todavía como al nacer —con su plena fuerza y poder— en el lado izquierdo de su corazón, y no obstante somete y domina su impulso al mal y se hace "sagrado", [separado de la sitrá ajará, entonces, continúa el versículo:] "seréis sagrados", es decir, a fin de cuentas será verdaderamente "sagrado" y apartado de la sitrá ajará, por ser "muy santificado desde lo Alto" [como se citara antes en nombre del Talmud], y recibir ayuda [desde lo Alto] para expulsarla de su corazón, poco a poco.