Ahora bien, puesto que la Voluntad Divina, que está en perfecta unión con [Di-s Mismo,] el bendito Ein Sof, está totalmente revelada en el Alma Divina y en sus vestimentas interiores —es decir, su pensamiento y su palabra— mientras que la persona se ocupa con las palabras de la Torá, y no hay absolutamente nada que oscurezca la Voluntad Divina en ese momento, resulta que en ese momento el alma y estas vestimentas [de pensamiento y palabra] también están verdaderamente unidas a Di-s, en una unión comparable a la que hay entre la palabra y el pensamiento de Di-s con Su esencia y ser, como se explicara antes, porque nada está separado de Di-s, a menos que Su Semblante se oculte, como se dijera. Lo que es más, su unidad está aún más exaltada y es más poderosa que la unidad de la luz infinita de Di-s con los mundos [espirituales] superiores. Porque la Voluntad Suprema se manifiesta realmente en el alma y en sus vestimentas dedicadas al estudio de la Torá, ya que [la Voluntad Divina] es, ella misma, la Torá. Todos los mundos reciben su vitalidad por medio de la luz y la vida derivada de la Torá que es la Voluntad y la sabiduría de Di-s, bendito sea, como está escrito: "Con Tu sabiduría Tú los has hecho a todos". Entonces, [se deduce que] la sabiduría de Di-s, es decir la Torá, los trasciende a todos [ya que es su fuente]. Efectivamente, [la Torá], que es la Voluntad de Di-s, es descripta como que "abarca" todos los mundos, queriendo decir que está en un nivel que no puede investirse dentro de los mundos, sino que más bien los anima y los ilumina [como si fuera a distancia, desde arriba,] de un modo que los trasciende y los "abarca", y es éste [nivel, el que trasciende los mundos,] el que está investido de un modo totalmente revelado en el alma y en sus vestimentas cuando [la persona] se dedica al estudio de la Torá, a pesar de que no lo ve. [En efecto, éste es precisamente el motivo por el cual puede soportar [semejante unión con Di-s]: precisamente porque no la puede sentir, a diferencia de los mundos superiores].
Esto explica por qué el estudio de la Torá es de una virtud más elevada que la de los demás mandamientos, inclusive el de la plegaria, que provoca unidad dentro de los mundos superiores. [Aunque la ley requiere de la persona cuya dedicación absoluta no es el estudio de la Torá que interrumpa su estudio para rezar, esto se debe únicamente a que de todos modos haría una pausa y lo interrumpiría].