Si su tristeza, sin embargo, no proviene de la preocupación por los pecados [que ha cometido], sino por el hecho de que penetran en su mente pensamientos y deseos pecaminosos, entonces: si estos pensamientos surgen no durante su servicio a Di-s sino mientras está ocupado con sus propios asuntos y con cuestiones mundanas y similares, debería, por el contrario, estar contento con su suerte; porque aunque estos pensamientos [pecaminosos] penetran en su mente, él aleja su atención de ellos, cumpliendo [con ello] con el mandato de "No os apartaréis tras vuestro corazón ni tras vuestros ojos, con los que os descarriáis". El versículo seguramente no habla de los tzadikím, refiriéndose a ellos [Di-s libre] como [gente que] "descarría", sino de beinoním como él, en cuya mente sí entran pensamientos eróticos, ya sean de naturaleza inocente [u otros], y cuando aparta su mente de ellos, cumple con este mandato. Nuestros Sabios han dicho: "Cuando uno se abstiene pasivamente del pecado, es recompensado como si hubiera ejecutado activamente una mitzvá". En consecuencia, debería regocijarse en el cumplimiento de este mandato, tal como [se alegra] cuando realmente cumple un precepto positivo.
ב"ה