Este, entonces, debería ser el [objetivo del] servicio a Di-s de toda su vida con gran alegría, la alegría del alma al abandonar el cuerpo detestable y regresar, durante el estudio de la Torá y el servicio a Di-s [—la plegaria—], a "la casa de su padre, como en su juventud". Esto se corresponde con la expresión de nuestros Sabios que la persona debería ocuparse con teshuvá durante toda su vida. Indudablemente no hay alegría tan grande como la de ser liberado del exilio y el cautiverio. Es semejante a la alegría de un príncipe que fue capturado, [se lo sometió al duro trabajo de estar] girando la piedra del molino en la prisión, cubierto de suciedad, y que luego sale libre a la casa de su padre, el rey.
A pesar de que el cuerpo continúa abominable despreciable —y como dice el Zohar, es denominado "la piel de la serpiente", ya que el carácter esencial del Alma Animal no ha sido transformado en bien como para que pueda ser absorbido en [el plano de] la santidad—, sin embargo, su Alma Divina le será más preciada que su cuerpo despreciable, para regocijarse en la alegría del alma [por su liberación —mediante la observancia de la Torá y sus mitzvot— del exilio en el cuerpo], sin permitir que la tristeza por [el bajo estado de] su cuerpo interfiera con la alegría del alma o la perturbe.
Esta forma de servicio Divino es análoga al Exodo de Egipto, del cual se ha escrito que "el pueblo huyó". A primera vista parece extraño: ¿Por qué tuvo que ser así, [en la forma de una huída]? Si le hubieran exigido al Faraón que los dejara en libertad para siempre, ¿no se habría visto obligado a hacerlo [luego de ser golpeado por las Diez Plagas]? No obstante, [la huida fue necesaria] porque el mal en las Almas [Animal] de Israel conservaba todavía su fuerza en el lado izquierdo del corazón, porque su impureza no cesó hasta la Entrega de la Torá. Su objetivo y deseo era, sin embargo, que su Alma Divina dejara el exilio de la sitrá ajará, la impureza de Egipto, y que se uniera a Di-s, como está escrito: "Di-s es mi fortaleza y mi fuerte, mi refugio en el día de aflicción", "[El es] mi torre alta y mi refugio", y "El es mi escape...". Por eso, respecto de [la Redención que tendrá lugar en] el tiempo a venir, cuando Di-s elimine el espíritu de impureza de la tierra, está escrito: "No saldréis deprisa, [ni huiréis volando,] porque ante vosotros va Di-s".