Por el contrario, una tristeza tal se debe a la arrogancia: porque no reconoce su lugar, y por eso está triste, por no haber logrado el nivel de tzadík, a quien, seguramente, no se le ocurren pensamientos necios como estos. Porque si reconociera su estado —que está muy lejos del nivel de tzadík, y ojalá fuera un beinoní y no un rashá aunque sea por un único momento en su vida—, ésta, pues, es la correspondiente dimensión de los beinoním y su tarea: someter el impulso de mal y el pensamiento que se eleva del corazón a la mente, y apartar completamente la mente de él, rechazándolo [como si fuera] con ambas manos, como se explicara antes.
ב"ה
El Tania del Día
Likutei Amarim, en medio de Capítulo 27

לעילוי נשמת הרה"ח הרה"ת
ר' יוסף ב"ר זאב הלוי ע"ה וויינבערג
ר' יוסף ב"ר זאב הלוי ע"ה וויינבערג
La Parashá
Parshah Trumá
Text: Exodo 25:1-27:19