Para ilustrar esto a partir del alma de un ser humano: Cuando la persona pronuncia una palabra, esta sola palabra es como si fuera absolutamente nada incluso de compararse únicamente con su alma articulada como un todo, que es la "vestimenta" media del alma, o sea, su facultad del habla, dado que esta facultad puede producir una cantidad infinita de palabras. Luego, con más razón, [esta palabra no tiene valor] cuando se la compara con la "vestimenta" más interior del alma, o sea, su facultad de pensamiento, que es la fuente de las palabras y su fuerza de vida y demás está decir [que es como nada] cuando se la compara con la esencia y ser del alma, siendo estos sus diez atributos mencionados antes: jojmá, biná, dáat, etc., de los que se derivan las "letras" del pensamiento que están investidas en la palabra [de esta persona] cuando es expresada. Porque también el pensamiento consiste de letras, como la palabra, sólo que las letras del pensamiento son más espirituales y refinadas.

Pero los diez atributos —jojmá, biná, dáat, etc.— son la raíz y la fuente del pensamiento y, antes de investirse en la vestimenta del pensamiento, todavía no tienen el elemento de las letras. Por ejemplo, cuando un hombre [repentinamente] toma conciencia en su corazón de un determinado amor o deseo, antes de que éste se eleve del corazón al cerebro para meditar y recapacitar acerca de él todavía no ha adquirido el elemento de letras; se trata sólo de un deseo puro y un anhelo del corazón por el objeto de su afecto. Con más razón es así antes de haber comenzado a sentir en su corazón un anhelo y deseo por esa cosa, cuando [este sentimiento] aún estaba restringido al plano de su intelecto (jojmá), entendimiento [relacionado con biná] y comprensión (dáat), es decir, que para él era cosa sabida que aquello era deseable y gratificante, algo bueno y placentero de lograr y de apegarse a ello —como ser por ejemplo, estudiar una cierta disciplina o comer cierta exquisitez—. Sólo después de que el deseo y anhelo han descendido a su corazón [convirtiéndose en emociones] por el estímulo de su sabiduría, entendimiento y comprensión, y sólo después de haber ascendido nuevamente del corazón al cerebro para pensar y meditar cómo implementar su deseo en la práctica, obtener esa comida o estudiar ese tema concretamente, es únicamente llegado a este punto, [al aplicar el pensamiento para implementar los deseos,] que nacen "letras" en la mente de la persona, letras que son según el idioma que cada una de las naciones emplea al hablar y al pensar acerca de todo el mundo.