Aun si pensar larga y profundamente —durante una o dos horas— acerca de las cuestiones previamente mencionadas para ser bajo de espíritu y tener el corazón quebrantado, lo lleva a una profunda depresión, que no se sienta perturbado. Si bien [es cierto que] atzvut (depresión) se deriva del plano de kelipat noga, no de la santidad —porque respecto del plano de la santidad está escrito: "La fuerza y la alegría están en el Su lugar", y "La Presencia Divina no mora... sino solamente en la alegría [del hombre]... y lo mismo [se requiere] para el estudio de la Halajá"—, si la depresión es por [la toma de conciencia de sus fracasos en los] asuntos espirituales, proviene del bien contenido en [kelipat] noga. [Por este motivo escribe el AríZal que incluso la preocupación por los pecados propios es apropiada únicamente durante el momento de la confesión, pero no durante la plegaria y el estudio de la Torá, que deben llevarse a cabo con una alegría que se deriva exclusivamente del plano de la santidad].
No obstante, [aplastará la sitrá ajará con la depresión, ella misma de la sitrá ajará de noga, porque] éste es precisamente el método de humillar a la sitrá ajará: A través de algo de su propia especie y tipo. Como han expresado nuestros Sabios: "Del bosque mismo proviene [el mango para] el hacha [que tala el bosque]" y [en espíritu similar:] "El se encontró con uno de su propio estilo". Y sobre ésta [tristeza que resulta de la meditación acerca del estado espiritual propio] se ha dicho: "En toda tristeza habrá un beneficio". El beneficio está en la alegría que sigue a la tristeza, como se explicará luego [cómo lleva la tristeza a la alegría].
En realidad, sin embargo, el estado de sentirse de corazón contrito y de alma amargada por el distanciamiento de Di-s y por el hecho de que su alma está investida en la sitrá ajará, de ninguna manera puede describirse en la Lengua Santa (el hebreo) con la palabra atzvut. Porque atzvut significa que el corazón de la persona está soso como una piedra, y no hay vitalidad en él. Pero la "amargura" (merirut) y la contrición son precisamente lo opuesto, ya que el hecho mismo de que la persona se conmueva y esté amargada es, en sí mismo, señal de vida, sólo que esta vitalidad se deriva de los sagrados atributos de severidad (guevurot), mientras que la alegría se deriva de los sagrados atributos de bondad (jasadím), porque el corazón los contiene a ambos.
Por momentos, la persona debe despertar los sagrados atributos de severidad (guevurot) a fin de morigerar los juicios estrictos que [en este contexto] caracterizan al Alma Animal y a la inclinación al mal, cuando [esta última] domina al hombre, Di-s libre, porque los juicios severos sólo pueden ser "endulzados" en su fuente. Por eso dijeron nuestros Sabios: "Que la persona siempre incite la ira de la inclinación al bien [contra la inclinación al mal]", es decir, cada vez que lo vea necesario para sí. Sin embargo, el momento adecuado para esto, [para esta "ira" del Alma Divina contra el Alma Animal,] el momento que es oportuno y adecuado a ello para la mayoría de la gente, es cuando la persona está de todos modos deprimida por asuntos mundanos, o simplemente así, sin causa [discernible] alguna. Este es un momento oportuno para trasladar la depresión [hacia cuestiones espirituales], para ser de los "amos de cuentas" previamente mencionados, y cumplir con la enseñanza de nuestros Sabios, que la persona siempre debe incitar [la ira de su Inclinación al Bien contra su Inclinación al Mal]. De este modo, [también] logrará librarse de la depresión ocasionada por los asuntos mundanos.
Luego llegará a la verdadera alegría, de la siguiente manera: a fin de reconfortar su corazón doblemente —luego de las palabras de verdad arriba mencionadas— que se diga a sí mismo lo siguiente. Que diga a su corazón: "Es cierto, sin duda alguna, que estoy extremadamente distanciado de Di-s, y que soy despreciable, aborrecible, etc., pero todo esto es cierto sólo de mí —el cuerpo y el alma animadora que está dentro de él—. Pero dentro de mí hay una "parte" de Di-s, tal cual, presente incluso en los más indignos de [mis semejantes] los indignos —o sea, el Alma Divina y la chispa de Divinidad misma que está investida en ella, animándola—. Sólo que [cuando el cuerpo y el alma animadora están en un estado tan bajo, el Alma Divina] está en exilio [dentro de ellos]. De modo que, por el contrario, cuanto más distanciado estoy de Di-s y cuanto más grande es el desprecio y el desdén, tanto más profundo es el exilio en el que se encuentra mi Alma Divina, y tanto mayor es la compasión que merece. Por lo tanto, haré que mi objetivo y deseo entero sea sacarla de este exilio y 'devolverla a la casa de su padre, como en su juventud', o sea, como fue antes de investirse en mi cuerpo, cuando estaba totalmente absorbida por la luz de Di-s y unida a El. Ahora también será igualmente absorbida y estará unida a El nuevamente, cuando concentre todas mis aspiraciones en la Torá y en las mitzvot, [en un esfuerzo] por investir en ella todas las diez facultades [del alma] —como se explicara antes—. En especial en [cumplir] la mitzvá de la plegaria, [trataré de liberar mi Alma Divina] clamando a Di-s por la angustia de su exilio en mi cuerpo detestable, para que El la libere del cautiverio y la una a Sí Mismo".
Este [servicio a Di-s, en el que la persona procura devolver el alma a su fuente,] es "teshuvá con buenas acciones", que son las "buenas acciones" que uno hace con la intención de hacer volver [el alma, que es] la parte de Di-s, a la fuente y raíz [Divina] de todos los mundos.
Este, entonces, debería ser el [objetivo del] servicio a Di-s de toda su vida con gran alegría, la alegría del alma al abandonar el cuerpo detestable y regresar, durante el estudio de la Torá y el servicio a Di-s [—la plegaria—], a "la casa de su padre, como en su juventud". Esto se corresponde con la expresión de nuestros Sabios que la persona debería ocuparse con teshuvá durante toda su vida. Indudablemente no hay alegría tan grande como la de ser liberado del exilio y el cautiverio. Es semejante a la alegría de un príncipe que fue capturado, [se lo sometió al duro trabajo de estar] girando la piedra del molino en la prisión, cubierto de suciedad, y que luego sale libre a la casa de su padre, el rey.
A pesar de que el cuerpo continúa abominable despreciable —y como dice el Zohar, es denominado "la piel de la serpiente", ya que el carácter esencial del Alma Animal no ha sido transformado en bien como para que pueda ser absorbido en [el plano de] la santidad—, sin embargo, su Alma Divina le será más preciada que su cuerpo despreciable, para regocijarse en la alegría del alma [por su liberación —mediante la observancia de la Torá y sus mitzvot— del exilio en el cuerpo], sin permitir que la tristeza por [el bajo estado de] su cuerpo interfiera con la alegría del alma o la perturbe.
Esta forma de servicio Divino es análoga al Exodo de Egipto, del cual se ha escrito que "el pueblo huyó". A primera vista parece extraño: ¿Por qué tuvo que ser así, [en la forma de una huída]? Si le hubieran exigido al Faraón que los dejara en libertad para siempre, ¿no se habría visto obligado a hacerlo [luego de ser golpeado por las Diez Plagas]? No obstante, [la huida fue necesaria] porque el mal en las Almas [Animal] de Israel conservaba todavía su fuerza en el lado izquierdo del corazón, porque su impureza no cesó hasta la Entrega de la Torá. Su objetivo y deseo era, sin embargo, que su Alma Divina dejara el exilio de la sitrá ajará, la impureza de Egipto, y que se uniera a Di-s, como está escrito: "Di-s es mi fortaleza y mi fuerte, mi refugio en el día de aflicción", "[El es] mi torre alta y mi refugio", y "El es mi escape...". Por eso, respecto de [la Redención que tendrá lugar en] el tiempo a venir, cuando Di-s elimine el espíritu de impureza de la tierra, está escrito: "No saldréis deprisa, [ni huiréis volando,] porque ante vosotros va Di-s".
Se puede dotar a esta teshuvá de fuerza adicional desde las profundidades del corazón, y del mismo modo agregar una gran medida de luz y alegría a la alegría de su alma [provocada por la teshuvá], reconfortando su corazón de su angustia y pena, meditando con el conocimiento y comprensión, de la siguiente manera: "Es cierto [que estoy extremadamente distanciado de Di-s,] etc., mas no fui yo quien me hice a mí mismo. ¿Por qué, entonces, ha hecho Di-s semejante cosa: que [el Alma Divina,] una parte de Su luz que llena y abarca todos los mundos y ante la cual todo es como nada, descienda [al cuerpo] y sea investida en una 'piel de serpiente' y una 'gota fétida'? Sin duda este descenso debe ser en aras de un ascenso posterior, es decir, elevar a Di-s la totalidad del Alma animadora Animal que se deriva de kelipat noga, y también todas sus 'vestimentas' de pensamiento, palabra y acción, por medio de su investidura en la acción, la palabra y el pensamiento de la Torá. [El tema de este ascenso —cómo es éste el objetivo de la creación del mundo—, será analizado más adelante en detalle]. Si es así, pues entonces esto haré; éste será mi único objetivo durante toda mi vida: concentraré en ellos [—en el pensamiento, la palabra y la acción de Torá y mitzvot—] la vida de mi espíritu y alma, como está escrito: 'A Ti, Di-s, elevo mi alma'. Esto significa [en términos prácticos]: ligar mi pensamiento y mi habla con el pensamiento y el habla de Di-s, bendito sea, que son, en efecto, las mismísimas leyes que han sido dispuestas ante nosotros, y lo mismo [haré] con la acción, [uniendo mi acción con la Suya] ejecutando los mandamientos".
Pues por este motivo la Torá fue descripta como "aquello que restaura el alma", es decir, [la devuelve] a su fuente y raíz. Y sobre esto fue escrito: "Los mandamientos de Di-s son justos; regocijan el corazón".