Se ha dicho, sin embargo, que la plegaria, o cualquier otra bendición, [recitada] sin kavaná, es cual un cuerpo sin alma. Esto es que tal como en este mundo todas las criaturas poseedoras de un cuerpo y un alma —o sea, el néfesh de todo ser viviente, el rúaj de toda carne humana, y la neshamá de todo lo que, entre todas las criaturas vivientes, tiene hálito de vida en sus fosas nasales— Di-s las anima a todas y las crea constantemente de la nada con la luz y la vitalidad que El les proporciona —pues incluso el cuerpo material, y aun las mismísimas piedras y la tierra, que son totalmente inanimadas, tienen dentro de sí luz y vitalidad de Di-s, a fin de que no regresen a la inexistencia y la nada como eran [antes de ser creados]— no hay, sin embargo, comparación o similitud alguna entre la calidad de la luz y fuerza vital que irradian en el cuerpo, y la calidad de la luz y fuerza vital que irradian en la neshamá, que es el alma de toda cosa viviente.
ב"ה
El Tania del Día
Likutei Amarim, en medio de Capítulo 38

לעילוי נשמת הרה"ח הרה"ת
ר' יוסף ב"ר זאב הלוי ע"ה וויינבערג
ר' יוסף ב"ר זאב הלוי ע"ה וויינבערג
La Parashá
Parshah Shemini
Text: Levítico 9:1-11:47