En cuanto a la afirmación talmúdica8 de que si uno ve que su semejante peca debe odiarlo, y también debe decírselo a su maestro para que también él lo odie — esto se aplica únicamente al propio compañero, [su par e igual] en el estudio de la Torá y la observancia de las mitzvot, y también cuando él mismo ha cumplido [con el pecador] el mandato de: "Reprenderás repetidamente a tu amigo", 'aquel que está en un mismo nivel que tú en la Torá y las mitzvot, como está escrito en Sefer Jaredím.

Pero en cuanto a aquel que no es su compañero en Torá y mitzvot, ni guarda familiaridad con él, [es todo lo contrario;] de esta situación ha dicho Hilel el Anciano: "Sé de los discípulos de Aharón, amante de la paz y procurador de la paz, ama a las criaturas y acércalas a la Torá". [El empleo de la palabra "criaturas" al hablar de seres humanos está] indicando que aun a aquellos que están alejados de la Torá de Di-s y Su servicio, en razón de lo cual se los clasifica simplemente como "criaturas", debe atraérselos con fuertes lazos de amor. Quizás de esta manera pueda uno, después de todo, acercarlos a la Torá y al servicio a Di-s. Y aun si uno fracasa [en esto], no ha perdido el mérito de la mitzvá de amor vecinal [cumplida con sus esfuerzos en este sentido].

Y aun respecto de aquellos que uno debe odiar —porque están próximos a él, y él los ha reprendido pero todavía no se han arrepentido de sus pecados— también tiene la obligación de amarlos. Y ambas [emociones, el amor y el odio,] son [en este caso] verdaderas [porque derivan de dos motivos diferentes]: el odio es por el mal que hay dentro de ellos, mientras que el amor es por el bien que está oculto en ellos, la chispa de Divinidad que está dentro de ellos, que anima su Alma Divina. También debe despertar en su corazón compasión por ella, porque en el caso de los malvados ella está en un estado de exilio dentro del mal de la sitrá ajará que la domina. La compasión elimina el odio y despierta el amor, como se sabe del versículo "Iaacov, que ha redimido a Avraham".

[Y no dijo el Rey David —sea sobre él la paz— "Los odio con un odio consumado", sino únicamente en referencia a los herejes y ateos [judíos], que no tienen parte en el Di-s de Israel, como se declara en el Talmud, al comienzo del cap. 16 del Tratado de Shabat].