Pues dado que su cuerpo le es despreciado y desdeñado, y en cuanto al alma y al espíritu, [las diferencias entre la suya y la de sus semejantes no mermará el amor mutuo, pues] ¿quién puede conocer su grandeza y excelencia en su fuente y raíz, el Di-s viviente? Además, en realidad, todas [las almas] son iguales, todas tienen un mismo padre. Es en virtud de ésta [raíz en el Di-s Unico] que todos los de Israel fueron llamados "hermanos", en el más pleno sentido de la palabra, sólo que los cuerpos son distintos entre sí. Por lo tanto, no puede haber amor y fraternidad verdaderos entre aquellos que consideran primarios sus cuerpos y secundarias sus almas, sino solamente [un amor] dependiente de un factor externo.