Por esto fue instituido [por los Sabios] que se alabe y exprese agradecimiento al Nombre de Di-s cada mañana, diciendo: "¡Cuán afortunados somos! ¡Cuán buena es nuestra porción, [cuán agradable nuestra suerte,] y cuán hermosa nuestra herencia!" En otras palabras, tal como una persona se regocija y está contenta cuando una inmensa fortuna cae en su posesión por herencia, sin esfuerzo propio, similarmente, infinitamente más aún, deberíamos regocijarnos por la herencia que nos han legado nuestros antepasados, la verdadera unidad de Di-s: que aun aquí abajo en la tierra no hay nada aparte de El, y ésta es Su morada entre los seres inferiores.

Este es [el significado de] lo que nuestros Sabios han dicho: "Seiscientas trece mitzvot fueron entregadas a Israel;... vino Jabakuk y las basó a todas en una sola [—la fe—], como está escrito: 'el tzadík vivirá por su fe'". Vale decir, como si ellas no consistieran sino en esta única mitzvá, la sola fe, porque con la sola fe la persona llegará a cumplir todas las 613 mitzvot. Esto es, cuando su corazón se regocije y se alegre con su fe en la unidad de Di-s, con alegría perfecta, si sólo estuviera obligado a cumplir esta única mitzvá, y ésta sola fuera el objetivo por el cual él y todos los mundos fueron creados. [Que se alegre, entonces, en la mitzvá de la fe, y] con el poder y la vitalidad de su alma [generada] por esta gran alegría, su alma se elevará muy por encima de todos los obstáculos que perturban el cumplimiento de todas las 613 mitzvot, tanto internos como externos. Así, la expresión ijié/יחיה ("vivirá") es expresada en el sentido de "será revivido"; como si resucitara de la muerte, así será revivida su alma por esta gran alegría. Esta es una alegría doble y redoblada, pues además de la alegría del alma al comprender cuán cerca esta Di-s de ella, y cómo El mora junto a él,