Ahora bien, elucidemos aún más el término laasotó ["para que la hagas"]. Entendamos, también, [al menos] en muy pequeña medida, el propósito de crear beinoním ["Hombres Intermedios"], y el [objetivo del] descenso de sus almas [Divinas] a este mundo para investirse en el Alma Animal que se deriva de la kelipá y sitrá ajará. Puesto que no podrán desterrarla en toda su vida ni [siquiera] desalojarla de su lugar en el lado izquierdo del corazón de manera que ninguna de sus fantasías [de mal] se eleve al cerebro —pues [en los beinoním] la esencia del Alma Animal derivada de la kelipá conserva toda su fuerza y potencia como al nacer, sólo que las "vestimentas" de ella no se invisten en sus cuerpos, como se mencionara arriba—, entonces, ¿por qué descendieron sus almas a este mundo, para esforzarse en vano, Di-s libre, librando guerra durante toda su vida contra la naturaleza [de mal], pero sin poder vencerla nunca?

Sea éste [—la explicación siguiente—] su consuelo, para reconfortarlos en una doble medida de ayuda y para alegrar sus corazones en Di-s, Quien mora entre ellos en su Torá y servicio [Divino].

[Las dificultades recién mencionadas se resolverán] clarificando antes el comentario del Ienuka [5citado en el Zohar, Parshat Balak] sobre el versículo: "Los ojos del [hombre] sabio están en su cabeza". [Comenta el Zohar:] "¿En qué otro lugar se encuentran los ojos del hombre?... Sin duda, el significado del versículo es el siguiente: Hemos aprendido que el hombre no debe caminar [una distancia de] cuatro codos con la cabeza descubierta. ¿Cuál es el motivo? Porque la Shejiná (Presencia Divina) descansa sobre su cabeza. [Por eso,] todo hombre sabio tiene sus ojos [—su interés y atención—] y [por ende también] su habla [puestos, concentrados,] 'en su cabeza', [esto es,] en aquella [luz de la Shejiná] que descansa y mora sobre su cabeza. Ahora bien, cuando sus 'ojos' [—su interés y su atención—] están allí, ha de saber que esta 'luz encendida sobre su cabeza' precisa 'aceite'. Pues el cuerpo del hombre es la 'mecha', y la luz está encendida sobre éste; y [por eso] exclamó el Rey Salomón, diciendo: 'Que no falte aceite sobre tu cabeza'. Porque la luz sobre su cabeza requiere aceite, que son las buenas acciones, y por este motivo 'Los ojos del sabio están sobre su cabeza'". La cita [del Zohar] concluye aquí.