Algo de esta especie ha sido experimentado ya con anterioridad, en el momento de la Entrega de la Torá [en Sinaí], como está escrito: "Tú (Di-s) Te has revelado, para que supiéramos que Di-s es el Señor; no hay nada más aparte de El". [Esto es:] "Tú realmente 'Te has revelado', [indicando que la revelación fue de manera] perceptible a la visión física, como está escrito: "Y todo el pueblo vio el tronar" — 'vieron lo que [normalmente] se oye'. Tal como explicaron nuestros Sabios: 'Ellos miraron hacia el este y oyeron el habla [Divina] que brotaba [decía:] "Yo soy [Di-s, tu Señor]", y así, también, [volviéndose hacia los cuatro puntos cardinales, hacia arriba y abajo" [escucharon las palabras viniendo de cada dirección]. Tal como se explica también en Tikuním: "No había lugar desde el cual El no les hablara". Esto era así porque en los Diez Mandamientos se revelaba su bendita Voluntad, pues estos comprenden toda la Torá que representa el aspecto interior de Su Voluntad y Sabiduría, donde no hay "ocultamiento del Semblante" alguno, tal como decimos [en nuestras plegarias]: "Pues con la luz de Tu Semblante nos has dado una Torá de vida". Por eso [los judíos al pie del Sinaí] fueron anulados de la existencia, como dijeran nuestros Sabios: "A cada pronunciamiento [Divino] sus almas los abandonaban en vuelo... sólo que Di-s las restauraba en ellos con el rocío con que El volverá a la vida a los difuntos [en el Mundo Venidero]". Este es el "rocío" de Torá que es llamado "fuerza". Similarmente han remarcado nuestros Sabios: "Todo el que se enfrasca en [el estudio de] la Torá, el rocío de la Torá lo revivirá".