Ahora bien, esta perfección culminante de la Era Mesiánica y [el tiempo de] la Resurrección de los Difuntos, que significa la revelación de la luz Ein Sof en este mundo físico, depende de nuestras acciones y servicio [Divino] en el curso del período de exilio1. Pues es la mitzvá misma la que provoca2 su recompensa3. Porque al ejecutarla, el hombre atrae la revelación de la bendita luz Ein Sof de arriba hacia abajo, para que se invista en la materia de este mundo, [es decir,] en un objeto que hasta ahora había estado bajo el dominio de kelipat noga y recibía su vitalidad de esta kelipá, a saber, todos los objetos puros y permisibles con los cuales es ejecutado el acto de la mitzvá. Por ejemplo, el pergamino de los tefilín, mezuzá y Sefer Torá, como declaran nuestros Sabios4: "Para el 'quehacer del Cielo' [—objetos de mitzvá—], sólo puede utilizarse aquello que es puro y está permitido ingerir". Análogamente, un etrog5 que no es orlá6 *,
* NOTA
Pues orlá es de las tres kelipot totalmente impuras que jamás pueden ascender a la santidad, como está escrito en Etz Jaím. Lo mismo [es válido] para toda mitzvá cuya ejecución involucra una transgresión, Di-s libre.