Sin embargo, de hecho, los Sabios han dicho: "Que el hombre jamás se excluya a sí mismo de la comunidad". Por eso, debe tener la intención de unir y apegar a El, bendito sea, la fuente de su Alma Divina y, [además,] la fuente de todas las almas de Israel, siendo [esta fuente] el aliento de Su boca, llamado con el nombre de 'Shejiná' porque mora (shojenet) y se inviste en todos los mundos animándolos y dándoles existencia, y es [la Shejiná] la que lo imbuye con la facultad del habla para pronunciar [sus presentes] palabras de Torá, o con el poder de acción para ejecutar el mandamiento específico [de este momento].
Esta unión [de la fuente de las almas judías con Di-s] se logra al atraer la luz del bendito Ein Sof aquí abajo, al abocarse a la Torá y a los mandamientos en los que ella está investida. Y tendrá la intención de atraer Su bendita luz sobre la fuente de su alma y de las almas de todo Israel, para unirlas [a El]. El significado de esta unión se analizará en detalle más tarde; véase allí. Este, entonces, es el significado de [las palabras pronunciadas antes del cumplimiento de varios preceptos:] "En aras de la unión de Kudshá bríj hu con Su Shejiná... en nombre de todo Israel.*
* NOTA
Con ello [—el cumplimiento de Torá y mitzvot—], también las guevurot, de por sí, serán endulzadas por los jasadím a través de la asociación de las midot y su unión, por medio de la revelación de la Voluntad Suprema que se revela en lo Alto a través del estímulo desde abajo, a saber, su revelación [aquí] abajo en la ocupación [de la persona] en la Torá y los mandamientos, pues [estos] son su bendita Voluntad. Así está escrito en Idrá Rabá y en Mishnat Jasidím, Tratado de Arij Anpín, cap. 4, que los 613 mandamientos de la Torá se derivan de la "blancura" de Arij Anpín, que es la Voluntad Suprema, la fuente de los Jasadím.
Y aunque para que esta intención sea sincera en su corazón —de modo que su corazón realmente desee esta Unión superior (Ijud Elión), [uniendo a todas las almas judías con su fuente en la Divinidad]— su corazón debe albergar un amor inmenso (ahavá rabá) a Di-s solamente, para causar placer a El solamente y no con el propósito de saciar la sed de Di-s de su propia alma sino "como un hijo que se esfuerza por su padre y su madre, a quienes ama más que a su propio cuerpo y alma..." [18como se explicó arriba, en nombre de Raaiá Mehemná] — no obstante ello, cada persona debe habituarse a sí misma a esta intención. Pues aunque puede no estar en su corazón en perfecta y completa verdad como para que lo anhele con todo su corazón, no obstante, en cierta pequeña medida su corazón lo desea genuinamente en virtud del amor innato en cada corazón judío para hacer lo que fuere la Voluntad superior de Di-s. Y esta unión es su verdadero deseo, a saber, la Unión superior en [el Mundo de] Atzilut que se produce por un estímulo desde abajo, por medio de la unión del Alma Divina y su absorción dentro de la luz de Di-s que está investida en la Torá y los mandamientos a los cuales se aboca, para que ellos se vuelvan realmente uno, como se ha explicado arriba.
Pues en razón de esto, la fuente de la Torá y los mandamientos, es decir, el Santo, bendito sea, se une con la fuente del alma Divina del individuo, que es llamada 'Shejiná'. [Expresado esto en términos de los diferentes niveles de iluminación superior,] éstas son las categorías de "llenando todos los mundos" y de "abarcando todos los mundos", como se explica en otra parte en detalle.
Pero la unión de la propia alma [del individuo] con la luz de Di-s, y su absorción dentro de ésta, volviéndolos uno — esto es lo que todo hombre de Israel desea con absoluta y completa sinceridad, con todo su corazón y con toda su alma, en virtud del amor natural oculto en el corazón de cada judío para aferrarse a Di-s y no desunirse, escindirse o separarse, Di-s libre, de Su bendita Unidad y Unicidad bajo ninguna circunstancia, aun a costa de su vida misma. La ocupación en la Torá y los mandamientos y la plegaria es también cuestión de entrega real del alma, al igual que cuando abandona el cuerpo al cabo de setenta años, pues [en ese momento] ya no piensa en las necesidades corpóreas, sino que su pensamiento está unido con, e investido en, las letras de la Torá y la plegaria, que son la palabra y el pensamiento de Di-s, y ellos se vuelven realmente uno. Esta es [también] toda la ocupación de las almas en el Jardín del Edén, como se afirma en la Guemará y en el Zohar, con la diferencia de que allí ellas se deleitan en su captación de la luz de Di-s y su absorción dentro de ella.
Es por ello que fue ordenado [por los Hombres de la Magna Asamblea] recitar al comienzo de las bendiciones de la mañana, antes de la oración, "Di-s mío, el alma [que Tú pusiste dentro de mí es pura]... Tú la soplaste [dentro de mí] y Tú eventualmente la tomarás de mí...". Es decir: En vista de que Tú la soplaste dentro de mí y Tú eventualmente la tomarás de mí, por eso yo, desde ahora mismo, Te la entrego y devuelvo a Ti, para unirla con Tu Unicidad, como está escrito: "A Ti, Oh Di-s, alzo mi alma" [a fin de unirla con Di-s], o sea, a través de la ligazón de mi pensamiento con Tu pensamiento, y de mi habla con Tu habla, por medio de las letras de la Torá y la plegaria [que pronuncio]; y, especialmente, cuando uno habla a Di-s en segunda persona, como [en la frase] "Bendito eres Tú" y similares.