Ahora bien, toda la intención de la persona en la entrega de su alma a Di-s a través de Torá y plegaria, para elevar la chispa de Divinidad que está en su interior a su fuente, ha de ser exclusivamente con el propósito de causar gratificación a El como, por ejemplo la alegría de un rey cuando su único hijo regresa a él, luego de haber salido [en libertad] del cautiverio o la prisión, como se ha explicado antes.
Ahora bien, esta intención [de únicamente ocasionar placer a Di-s al retornar la propia alma a Di-s] es genuina y verdadera totalmente sincera en cada alma judía en toda época y a cada hora, en virtud del amor natural que es una herencia legada a nosotros por nuestros antepasados. No obstante, [la persona no debe darse por satisfecha con apenas este nivel de servicio;] debe establecer momentos predeterminados para meditar acerca de la grandeza de Di-s a fin de lograr temor y amor generados intelectualmente, y con todo eso, quizás [pueda tener éxito en lograr semejante temor y amor], como se ha afirmado antes.