Ahora bien, estas dos mencionadas clases de amor, aunque son herencia de nuestros Patriarcas y como un instinto natural en nuestras almas —y así también es [como un instinto natural] el temor contenido en ellas, a saber, el temor a separarse, Di-s libre, de la Fuente de nuestra vida nuestro verdadero Padre, bendito sea— no son, sin embargo, llamadas temor y amor "naturales" a menos que estén en la mente el pensamiento únicamente, y en estado latente en el corazón. En ese caso su lugar es en las Diez Sefirot de Ietzirá, hacia donde elevan consigo la Torá y las mitzvot para los cuales han sido inspiración y causa.
Pero cuando ellas se encuentran en un estado manifiesto en el corazón [como resultado de su meditación], son llamadas por el Zohar "reúta delíba" ("deseo
del corazón") y su lugar es en las Diez Sefirot de Beriá, hacia donde elevan consigo la Torá y las mitzvot para las que han sido causa. Pues su emergencia del estado latente y ocultamiento del corazón a un estado de revelación tiene lugar a través de la facultad de dáat, o sea, a través de una poderosa fijación de la mente y una intensa concentración —de las profundidades del corazón [de manera] poderosa y continuamente— en el bendito Ein Sof, en cuanto a cómo El es nuestra vida misma y nuestro verdadero bendito Padre. [Y puesto que su meditación es tan poderosa y profunda,] bien se sabe lo que está escrito en Tikuním, que "allí, en el Mundo de Beriá, anida la 'Madre Suprema'" que [en términos del servicio espiritual del hombre] es la meditación acerca de la [infinita] luz del bendito Ein Sof, el dador de la vida, bendito sea. Y esto coincide con la enseñanza de Eliahu: "Biná es el corazón, y con ella el corazón comprende".
Lo que es más, estas dos clases de amor a que se ha hecho referencia arriba incorporan una calidad de amor que es más grande y sublime que el temor y el amor inteligentes, el amor que antes fuera denominado ahavát olám ("amor eterno").