Tal es la naturaleza común en el carácter de todo hombre, aun cuando [ambos] son iguales en rango. Cuánto más [es así] cuando un rey grande y poderoso [que gobierna sobre muchas tierras] exhibe su grande e intenso amor por un plebeyo que es despreciado y humilde entre los hombres, una criatura desgraciada echada sobre el basural, no obstante, [el rey] desciende a él desde el sitial de su gloria, junto con todo su séquito, y lo alza y exalta del basural y lo trae a su palacio, el palacio real, [y dentro de éste lo conduce] hasta la cámara más interior, un lugar al que jamás entran ni siervo ni noble, y allí comparte con él la compañía más personal, con [mutuos] abrazos y besos y unión de "espíritu con espíritu", con todo el corazón y alma de ellos —[entonces, cuando un rey poderoso muestra semejante inmenso afecto y camaradería a una persona tan inferior,] cuánto más que se despertará, por sí mismo, un amor doble y redoblado en el corazón de este por demás común y humilde individuo por la persona del rey, con una genuina unión de espíritu, de corazón y alma, de la infinita profundidad de su corazón. Aun si su corazón fuera como un corazón de piedra, de seguro se derretirá y volverá [cual] agua, y su alma se derramará como agua, con ansiedad del alma por el amor del rey.
ב"ה