Es este amor el que Moshé, nuestro maestro —sea sobre él la paz—, deseó implantar en el corazón de cada judío, en la Sección "Y ahora, Israel...", en el versículo [que habla de la grandeza de Di-s y dice:] "Pues de Di-s, tu Señor, son los cielos...", [y análogamente en los versículos siguientes que hablan del amor de Di-s por Su pueblo:] "Sólo en tus padres gozó El... Circuncidarán ustedes... Con setenta almas [descendieron tus antepasados a Egipto, y ahora El te ha hecho tan numeroso como las estrellas del cielo]". [Todo esto conduce inevitablemente al primer versículo del capítulo siguiente:] "Amarás [a Di-s, tu Señor]...". Por eso concluyó [Moshé] sus palabras [en el último de los versículos citados antes] respecto de este amor [diciendo:] "...que Yo ordeno a ustedes hacerlo", [pues éste es] un amor generado en el corazón a través del entendimiento y la compenetración intelectual con temas que inspiran el amor. Y ello ya lo había ordenado previamente [en el primer párrafo del Shemá]: "Y estas palabras, que Yo te ordeno hoy, estarán sobre tu corazón", para que por medio de ésta [meditación] llegues a amar a Di-s, como lo declara el Sifrí sobre este versículo.
Así, sobre este segundo tipo de amor [generado intelectualmente] sí puede aplicarse una expresión de orden y mandato, es decir, aplicar su corazón y su mente a temas que despiertan el amor. Pero no es aplicable una expresión de orden y mandato sobre el primer tipo de amor, que es una llama que asciende por sí misma. Además, este [primer tipo de amor] es la recompensa de los tzadikím — el gustar de un saboreo previo del Mundo Venidero, en este mundo. Es respecto de este [nivel de amor] que está escrito: "Yo [Di-s] haré de vuestro oficio sacerdotal un servicio de recompensa", como se explicará en su lugar apropiado.