A la luz de lo que fuera dicho arriba, es posible comprender el error de algunos sabios a sus propios ojos —¡Di-s los perdone!— que erraron y malinterpretaron en su estudio de los escritos del AríZal, y entendieron literalmente la doctrina de tzimtzúm que se menciona allí, [es decir,] que el Santo, bendito sea, apartó a Sí Mismo y a Su Esencia —Di-s libre— de este mundo, y sólo guía desde lo Alto, con Providencia individual, a todos los seres creados que están en los cielos arriba y en la tierra abajo. Ahora bien, fuera del hecho de que es totalmente imposible aplicar la doctrina de tzimtzúm literalmente —pues éste sería uno de los fenómenos corpóreos— al Santo, bendito sea, Quien está apartado de ellos por infinitas miríadas de separaciones; [además,] en esta cuestión tampoco hablaron sabiamente, dado que ellos son "creyentes, hijos de creyentes" en que el Santo, bendito sea, conoce a todos los seres creados en este mundo inferior y ejerce [Su] Providencia sobre ellos, y forzosamente Su conocimiento de ellos no Le agrega pluralidad e innovación, pues El conoce todo conociéndose a Sí Mismo. Así, para decirlo de alguna manera, Su Esencia y Ser y Su Conocimiento [de los seres creados] son todos uno.