Estas vestimentas, en las que el bendito Ein Sof inviste y oculta la luz y vitalidad, son tan fuertes y poderosas que con ello, [con esta fuerza vital y luz,] El creó este mundo [que es] concretamente corpóreo y físico, y lo crea y anima con la vitalidad y luz que El hace fluir y brillar hacia éste; [esta iluminación es una] luz que está investida, escondida y oculta dentro de numerosas y poderosas vestimentas que ocultan y esconden la luz y vitalidad de manera que ninguna luz o vitalidad en absoluto sea visiblemente revelada, sino sólo cosas corpóreas y físicas que parecen sin vida. No obstante, contienen luz y vitalidad que los crea constantemente a partir de la nada, de modo que no vuelvan a ser nada y nulidad como lo eran [antes de ser creados]. Esta luz proviene del bendito Ein Sof, sólo que está investida en numerosas vestimentas, como está escrito en Etz Jaím, que la luz y vitalidad del globo terráqueo físico, que es visto por los ojos mortales, se deriva de maljut de maljut de Asiá, y en él está [contenido] maljut [del siguiente Mundo superior, el Mundo] de Ietzirá, y así sucesivamente, de manera que en todos ellos están contenidas las diez Sefirot [del Mundo más excelso, el] de Atzilut, que están unidas a su Emanador, el bendito Ein Sof.