Ahora bien, de la exposición precedente se podrá comprender el versículo [que dice:] "Yo, Havaiá, no he cambiado". Esto quiere decir: no hay [en El] cambio alguno; tal como El estaba solo antes de la creación del mundo, del mismo modo está solo luego de que fuera creado. En consonancia está escrito: "Tú fuiste [el mismo] antes de ser creado el mundo; Tú eres [el mismo luego de que el mundo ha sido creado]", sin cambio alguno en Su Ser, ni [siquiera] en Su conocimiento, pues conociéndose a Sí Mismo, El conoce todas las cosas creadas, dado que todas derivan de El y están anuladas en relación a El. Como declaró Maimónides —sea su memoria bendición— que El es el Conocedor, El es lo Conocido, y El es el Conocimiento mismo: todos son uno. Esto [—continúa diciendo Maimónides—] está más allá de la capacidad de la boca para expresarlo, más allá de la capacidad del oído para escucharlo y del corazón [o mente] del hombre para conocerlo cabalmente. Pues el Santo, bendito sea, Su Esencia y Ser, y Su Conocimiento, son todos absolutamente uno, de todo lado y ángulo, y en toda forma de unidad. Su Conocimiento no es adicionado a Su Esencia y Ser como ocurre en el alma del hombre, cuyo conocimiento es adicional a su esencia, y es uno de su componentes. Porque cuando el hombre estudia un tema y lo sabe,su alma racional ya estaba dentro de él antes de estudiarlo y saberlo, y luego este conocimiento fue agregado a su alma. Y así, día tras día, "Los días hablan, y una multitud de años enseñan sabiduría". Esta no es una unidad simple, sino compuesta.

El Santo, bendito sea, en cambio, es una unidad perfecta, sin composición alguna o elemento de pluralidad en absoluto. Por ende, uno debe llegar a la conclusión de que Su Esencia y Ser, y Su Conocimiento, son todos absolutamente uno, sin composición alguna. Por eso, tal como es imposible que criatura alguna del mundo comprenda la Esencia del Creador y Su Ser, del mismo modo es imposible comprender la esencia de Su conocimiento [que es uno con Di-s Mismo]; sólo [es posible] creer, con una fe que trasciende el intelecto y la comprensión, que el Santo, bendito sea, es Uno y Unico. El y Su Sabiduría son todos absolutamente uno, y conociéndose a Sí Mismo, El percibe y conoce a todos los seres superiores e inferiores incluyendo aun a un pequeño gusano en el mar y a un diminuto mosquito que pudiera hallarse en el centro de la tierra; no hay nada que esté oculto de El. Este conocimiento no Le agrega multiplicidad y composición en absoluto, dado que es sólo un conocimiento de Sí Mismo; y Su Ser y Su conocimiento son todos uno.

Y como esto es muy difícil de proyectar en nuestras mentes, por eso dijo el Profeta [Isaías]: "Pues como los cielos están más alto que la tierra, así son Mis caminos más altos que los vuestros, y Mis pensamientos [más altos] que los vuestros"; y [análogamente] está escrito: "¿Puedes, investigando [intelectualmente], encontrar a Di-s?..."; y está escrito: "¿Tienes Tú ojos de carne, y ves Tú como ve el hombre?" — pues el hombre ve y conoce todo con un conocimiento que es externo a él mismo, en tanto que el Santo, bendito sea, [lo sabe todo] conociéndose a Sí Mismo. Estas son las [parafraseadas] palabras [de Maimónides]. [Véase Hiljot Iesodéi HaTorá; y los Sabios de la Cabalá han concordado con él, como se explica en Pardés de Rabí Moshé Cordovero, de bendita memoria].

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