El paralelo exacto [de esta analogía] es la relación [que hay] entre todas las cosas creadas y el flujo Divino [de la fuerza vital que emana] del "aliento de Su boca", que fluye sobre ellas, las trae a la existencia, y es su fuente. Sin embargo, ellas mismas, son apenas como una luz difusa y refleja del flujo y espíritu de Di-s que emana [de El] y se inviste en ellas, y las trae de la nada a la existencia.
Por ello, su existencia es nula en relación a su fuente, tal como la luz del sol es anulada y es considerada nada y nulidad absoluta, y no es para nada denominada como "existiendo" cuando está dentro de su fuente, [esto es, el sol; el término "existencia" se aplica a la luz del sol] sólo bajo los cielos, donde su fuente no está presente. De igual modo puede aplicarse el término "existencia" a todas las cosas creadas sólo [tal como éstas aparecen] a nuestros ojos corpóreos, pues no vemos ni captamos en absoluto la fuente, que es el espíritu de Di-s que las trae a la existencia. Por eso, a nuestros ojos parece que la materialidad, tosquedad y tangibilidad de las cosas creadas realmente existe, tal como la luz del sol parece tener existencia real cuando no está dentro de su fuente [y se encuentra dentro de la expansión del universo].
Pero en el siguiente aspecto, la analogía aparentemente no es totalmente idéntica con el objeto de comparación. Pues en la analogía, la fuente no está para nada presente en el espacio del universo y sobre la tierra, donde su luz es vista como si realmente existiera. En contraste, todos los seres creados están siempre dentro de su fuente, sólo que la fuente no es visible a nuestros ojos físicos. [Y puesto que de hecho siempre están dentro de su fuente,] ¿por qué no se anulan en su fuente [de una manera obvia y revelada]?
Para comprenderlo, es preciso hacer algunas aclaraciones previas.