¿Y cómo ha de ser quebrantado y humillado el corazón? Sólo una parte muy ínfima de esto puede lograrse a través de mortificaciones y ayunos en estas generaciones nuestras, cuando carecemos de las fuerzas como para ayunar tan profusamente como lo hiciera el Rey David, tal como comentan nuestros Sabios sobre el versículo "Mi corazón está extinto dentro de mí" — 'pues él lo había matado [al Instinto del Mal] mediante ayunos'.

Pero la verdadera forma de hacer humilde al corazón, a fin de que esté quebrantado y aplastado de modo que el espíritu de impureza y sitrá ajará sea removido, se consigue al ser un "amo de cuentas" con toda la profundidad de la propia mente. Uno debe concentrar su intelecto y entendimiento profundamente durante un período todos los días, o a la noche antes de Tikún Jatzot, para meditar acerca de cómo, por medio de sus pecados, él ha acarreado el exilio de la Presencia Divina, como se expusiera arriba, y provocado que su espíritu y Alma Divina fuera arrancada de cuajo de la Divina Fuente de toda la Vida, y la ha degradado a un lugar de impureza y muerte, a saber, las cámaras de la sitrá ajará, habiéndose transformado [su alma] en un vehículo para ellas, recibiendo de ellas vitalidad para conceder a su cuerpo, como se explicara arriba.

Así, nuestros Sabios declararon que "los malvados, estando vivos, son llamados 'muertos'". Esto significa que su vida se deriva del sitio de la muerte e impureza. (Así también, el versículo que dice: "Los muertos no alabarán..." no es "burla a los pobres", Di-s libre, [pues no se refiere a aquellos que están físicamente muertos]. Más bien, la referencia es a los malvados que, mientras están vivos, se los llama muertos, pues son confundidos con pensamientos foráneos mientras perduran en su maldad y no desean el arrepentimiento, como se sabe).