Sin embargo, las letras existen en planos de "materia" y "forma", también denominados [su aspecto] "interior" y su aspecto "exterior". Si bien su fuente es la etapa primordial del intelecto y la voluntad del alma, ésta no es sino la "forma" de la diferenciación en la pronunciación de las veintidós letras. La "materia" y el "cuerpo" de su formación —o sea, el aspecto de su "externalidad"—, sin embargo, es el aliento que surge del corazón. De este aliento se forma un sonido simple que surge de la garganta, y que luego se divide en las veintidós formas de enunciación y expresión de las veintidós letras a través de los cinco conocidos órganos del habla: alef, jet, hei y áin (אחה״ע) [que resultan] de la garganta; guimel, iud, jaf y kuf (גיכ״ק) [que resultan] del paladar, y así sucesivamente; en tanto que el aliento mismo, [que tiene su propio sonido independiente de la letra que está siendo articulada,] es pronunciado por la letra hei, "la letra liviana..." que es la fuente de la "materia" y el "cuerpo" de las letras antes de su división en veintidós. A eso se debe que nuestros Sabios dijeran que "este mundo fue creado con la hei", [el aspecto exterior, el "cuerpo", de las letras Supremas, cuya fuente es la hei del Nombre Divino].