Mis queridos, mis hermanos y amigos, que me son como mi alma: [Con la presente] vengo como quien hace recordar y despierta a aquellos que duermen el letargo de las "vanidades de vanidades", y para abrir los ojos de los ciegos. Que observen para ver que todo su esfuerzo, anhelo y aspiración, en todo aquello de lo que depende la vida de su espíritu, debe fusionarse con "la Fuente [Divina] de las aguas vivientes", la "Vida de toda vida", en el curso de todos los días de sus vidas, con respecto al alma así como también a la carne. Es decir, que en todas las cuestiones mundanas y en los medios a través de los cuales gana su sustento, el hombre no debe ser como aquellos que todo lo hacen en su propio beneficio. Que la Casa de Israel no sea como los demás gentiles, que alimentan, proveen y estiman a sus esposas e hijos por amor [a sí mismos]. Pues está escrito: "¿Quién es como Tu pueblo Israel, una nación única sobre la tierra?" Esto significa que aun en las cuestiones mundanas ("terrenas"), no se separarán —Di-s libre— de la verdadera Unidad de Di-s, para dar falso testimonio —Di-s libre— durante la Lectura del Shemá cada noche y mañana con los ojos cerrados, [diciendo:] "Di-s es Uno" — en las cuatro direcciones, y en los cielos arriba y sobre la tierra abajo [atestiguando, de este modo, la Unidad de Di-s incluso en el plano mundano], mientras que al abrirse los ojos de los ciegos "¿Puedes cerrar tus ojos sobre El, como si El ya no estuviera?" —Di-s libre—. Más bien, éste [acercamiento] nos será apropiado: que toda nuestra involucración con los asuntos mundanos sea [llevada a cabo] no en aras de sí misma, sino a fin de animar almas, partes de Di-s, y suplir sus carencias por bondad gratuita. De esta manera hacemos que la forma [—el alma—] se asemeje a Quien la formó, "Di-s [Quien] es Uno"; pues "El jésed de Di-s perdura a lo largo de todo el día", un auténtico jésed [sin miras a recompensa alguna] que anima el universo y todo lo que lo llena, realmente en cada momento. Es sólo que, conforme a la Torá, la [propia] esposa e hijos de una persona tienen prioridad a todos los demás, a excepción de los tzadikím de la generación, quienes tienen prioridad a los hijos de uno; en adición, los tzadikím de la Tierra de Israel tienen prioridad a los tzadikím de la diáspora, además del hecho de que aquellos no dejaron a ninguno en la diáspora que sea comparable a ellos.

Esto bastará a los que disciernen.