Sin embargo, esta [limitación a la caridad] se aplica sólo a quien cumple la Torá y no se aparta de ella a derecha o izquierda, siquiera en el espesor de un cabello. Pero quien ha desviado el camino, Di-s libre, dado que ha distorsionado su senda, disminuyendo en consecuencia la Santidad Suprema —o sea, ha disminuido su valor en cuanto al flujo que podría haber atraído de la Divinidad de Di-s y la radiación [que podría haber atraído] de la [infinita] luz Ein Sof, si hubiera observado la Torá y cumplido como corresponde—, semejante distorsión no puede rectificarse salvo por vías de un flujo de la luz Suprema que trasciende los mundos, sin estar investida en ellos. Esto es lo que se denomina Jesed ilaá ("bondad superior") y rav jésed ("abundante bondad"), porque irradia y se esparce infinitamente, sin límite y medida, dado que no está contraída dentro de los mundos sino que los abarca desde arriba [de manera equivalente], de la cima de todas las escalas hasta el fin [de todas ellas].
Ahora bien, cuando el hombre la atrae hacia abajo por medio de sus acciones y mediante un estímulo desde abajo, esta luz Suprema irradia entonces y se extiende dentro de los mundos, rectificando todas las distorsiones y deficiencias causadas en el Kódesh HaElión ("Santidad Suprema"), y renueva su luz y bondad de manera extremadamente intensa, [a modo y] en el nivel de una luz verdadera nueva. Es por esto que los Sabios enseñaron que "En el lugar [o sea, en el nivel,] donde se alzan los penitentes, [incluso los perfectamente justos no se alzan]".