Ahora bien, el despertar en lo Alto —que produce una manifestación de esta gran iluminación e inmensa difusión de la [infinita] luz Ein Sof a fin de ocasionar la mencionada paz— es provocado por un estímulo de abajo, [el ser inferior,] con el acto de caridad, y por la concesión benevolente de "vida, gracia, bondad y compasión", a aquel que nada propio tiene, "reviviendo el espíritu de los humildes [y reviviendo el corazón de los abatidos]" con ello.

Es bien conocido que nuestros Sabios dijeron de la persona que se aboca al estudio de la Torá [sin otra intención que] en aras de ella misma, que "él hace paz en el séquito celestial y en el séquito terrenal". El "séquito celestial" comprende los arriba mencionados "príncipes" y atributos, pues estos son los supremos heijalot ("cámaras") en el Mundo de Beriá, como se afirma en el sagrado Zohar. El "séquito terrenal" comprende los heijalot inferiores, y especialmente este mundo bajo que, desde el pecado de Adám, está entremezclado de bien y mal, y el mal rige sobre el bien, como está escrito: "Mientras el hombre rige sobre el hombre..." y [también está escrito:] "Y una nación subyugará a la otra". Esto es empíricamente evidente con el hombre terrenal, llamado con el nombre de "microcosmos", pues a veces el bien [dentro de él] prevalece, y otras a la inversa, Di-s libre. Por lo tanto, no habrá paz en el mundo hasta el tiempo final, cuando el bien sea refinado del mal a fin de unirse a su raíz y fuente, la [Divina] Fuente de la Vida, bendito sea.

En aquel tiempo "todos los malvados serán dispersados", y el espíritu de impureza se disipará de la tierra, cuando será extraído de su interior el elemento de bien que lo sostiene.

Este refinamiento mismo también tendrá lugar por medio de una manifestación de Divinidad abajo, con gran iluminación e inmensa efusión, como está escrito: "Pues la tierra se colmará del conocimiento de Di-s", y "La gloria de Di-s se revelará...".

Ahora bien, esto es en cuanto al futuro del mundo, en términos generales. Pero en cuanto al hombre terrenal, en cada "momento de encuentro" [—en cada momento propicio para encontrar a Di-s—] o sea, la plegaria, o en otros tiempos designados para recluirse uno con su Hacedor — a todo individuo, en proporción a sus acciones, le es concedido un saboreo previo de este refinamiento al abocarse al estudio de Torá en aras de ella misma. Lo mismo se logra por medio de la caridad, como fuera dicho: "Rabí Elazar solía entregar una moneda a un pobre y luego rezar, pues está escrito: 'A través de tzédek contemplaré Tu Semblante'". Esta [revelación durante la plegaria] es una iluminación y emanación manifiesta de comprensión y entendimiento, [permitiéndole al hombre] meditar acerca de la grandeza de Di-s a fin de engendrar con ello un temor y amor generados intelectualmente, como se sabe.

Y a través de esto se extrae para Di-s el bien [y se lo eleva a El], y el mal es separado, como está escrito: "El crisol es para [refinar] plata y el fusor para el oro, y el hombre [es refinado] conforme a su alabanza", esto es, "conforme a su alabanza a Di-s" [durante la plegaria] con conocimiento profundo a fin de hacer nacer temor y amor. De este modo, el bien es depurado y el mal separado, tal como la escoria se separa de la plata y el oro en un crisol o fusor.