Ahora bien, en el hombre terrenal, por ejemplo, cuando alguien que es un sabio tan grande como para entender las maravillas de la sabiduría contrae su concepción y pensamiento en una única letra de su habla, ésta es una estupenda contracción y un enorme descenso para su asombrosa sabiduría. Precisamente como en esta analogía pero infinitamente más aún, hubo una inmensamente grande y poderosa contracción cuando, durante los Seis Días de la Creación, "los cielos se hicieron por la palabra de Di-s, y todas sus huestes por el aliento de Su boca", es decir, por la letra hei —"una letra liviana"— del Divino Nombre de Cuatro Letras. Así, está escrito: "[Estas son las crónicas de cielo y tierra] behibarám" ("cuando fueron creados"). [Esta letra hei] es la fuente de las nueve expresiones creativas que emanaron de la primera expresión, Bereshit ("En el comienzo"), que es, ella misma, una expresión creativa, idéntica a la sefirá de jojmá que es llamada reshit. [El descenso de jojmá —la fuente de las otras nueve expresiones creativas— a maljut —la más baja de las sefirot— implica un intenso grado de contracción.] Pero en aquel tiempo, [al comienzo de la creación,] este flujo descendente tuvo lugar sin ningún estímulo que fuere desde abajo, [desde el mundo inferior, como está escrito:] "Pues no había hombre para trabajar" [y producir este estímulo;] éste tuvo lugar solamente "porque El desea [actuar con] bondad", [como también está escrito:] "El mundo es construido con bondad". Y éste es el significado de [otra interpretación del versículo "Estas son las crónicas de cielo y tierra] behibarám" ("cuando fueron creados"): [Trasponiendo sus letras, los Sabios la leían como] beAvraham, dado que "bondad es para Avraham".

Pero después de la creación del hombre "para trabajarlo...", todo estímulo desde lo Alto, para despertar el atributo de Suprema benevolencia, depende del estímulo desde abajo, a través de los actos de caridad y bondad que los judíos realizan en este mundo. A ello se debe que nuestros Sabios dijeran: "Quienquiera dice que nada tiene a excepción de Torá", y por lo tanto ningún acto benévolo, "no tiene siquiera Torá; más bien, uno debe ocuparse con Torá y con [la ejecución de] actos de benevolencia". Pues si bien la "Torá deriva de jojmá", y "el mundo subsiste en virtud de la Torá", y "aquellos que discurren en ella" —porque hablando [de temas de Torá] atraen iluminaciones y flujos de la Jojmá Suprema, la fuente de la Torá, al plano de las letras del habla con las que el mundo fue creado, como dijeron nuestros Sabios [respecto de los eruditos de Torá:] "No leas banáij/בניך ('Tus hijos') sino bonáij/בוניך ('Tus constructores')"— no obstante ello, este flujo de jojmá [a las letras del habla] es un gran descenso. Para lograrlo es menester despertar el Jésed Supremo que, cual agua, es atraído de un sitio elevado a un lugar bajo por medio de un estímulo desde abajo, a través de actos de caridad y bondad aquí abajo, con lo cual uno difunde vida y bondad, "para revivir el espíritu del humilde y abatido".

Y éste es el significado del versículo "Que el sabio no se glorifique con su sabiduría..., sino que en esto ha de glorificarse: [en entenderme y conocerme a Mí", pero de manera tal que produzca el cumplimiento de la frase que le sigue]: "pues Yo soy Di-s Quien actúa con bondad...". Pues es jésed lo que hace que la vitalidad de jojmá fluya hacia abajo [dentro de las letras del habla, la fuente de todos los seres creados]. Si no, [el estudio de Torá de semejante persona] es llamado "Su sabiduría" solamente, y no hay flujo de vida que descienda de él, Di-s libre.