"Para entender la alegoría y metáfora, las palabras de los sabios y sus acertijos", respecto de las sefirot:
Es sabido "por toda la tierra" de boca de santos celestiales —descansen sus almas en Edén— permitiéndonos comprender un tanto el versículo: "Y de mi carne contemplaré a Di-s" — que habla de un entendimiento parcial de la bendita Divinidad de Di-s a partir del alma que está investida en la carne del hombre. Esta [correspondencia entre el alma y su Creador] concuerda con la enseñanza de nuestros Sabios sobre el versículo: "Alaba, alma mía, [a Di-s]": "Tal como el Santo, bendito sea, [permea el mundo,] así el alma [permea el cuerpo]". [Esta correspondencia] concuerda [asimismo] con la enseñanza del Zohar sobre el versículo "Y El insufló en sus fosas nasales un alma de vida": "Quien sopla, sopla de dentro de sí mismo", [de su interior y su más íntimo ser]. Pues aun un néfesh de Asiá deriva de la unión de Zá con Nukvá de Asiá, y de [la unión de] sus Mojín, que son la Jaiá y Neshamá de Záynukvá. Estos, a su vez, son los aspectos exteriores de los keilím de Záynukvá de Atzilut. Y ellos [—los keilím de Atzilut—] son verdaderamente Divinidad, pues en ellos irradia la [infinita] luz Ein Sof, investida y oculta en la jojmá de Atzilut, y "El (la [infinita] luz Ein Sof) y Sus keilím son uno en Atzilut". De ahí que se infiere que la [infinita] luz Ein Sof irradia igualmente en el alma del hombre, investida y oculta en la luz de su jojmá ("sabiduría"), a fin de animar al hombre. Y de ella [—del alma—], el hombre podrá entender algo de las Sefirot Supremas, pues todas ellas irradian en su alma, la que las incluye.