Ahora se comprenderá por qué las mitzvot están en maljut, la [segunda] hei del Nombre de Cuatro Letras de Di-s, Havaiá, mientras que la Torá está en Zeéir Anpín, la vav del Nombre Havaiá, a pesar de que en un plano superior en Aríj Anpín las mitzvot están en la Gulgalta [lit.: el "cráneo" que abarca los Mojín] y, [más específicamente,] en la "Blancura", esto es, el "sendero" que está en la separación de los searot [lit.: "cabellos") que se divide en los 613 senderos [—efusiones—] de la Torá tal como ésta está en Zeéir Anpín, y la raíz de la Torá que [meramente] emana de la Jojmá Suprema está en el "Mojín Oculto" de Aríj Anpín, que es la sabiduría subyacente a las razones de los mandamientos.
No obstante, éste es un sello invertido. Así, "Su comienzo está enclavado en su final", siendo aquel el poder del bendito Ein Sof para crear iesh de áin y no [crearlo] por medio de ilá y alúl —donde el alúl ("efecto") sería abarcado por su ilá ("causa") y anulado en esencia [respecto de ella]— sino de manera tal que el iesh sea [—en su percepción de sí mismo—] una entidad distinta de [su fuente en] la Divinidad, de modo que el bendito Emanador pueda ser Rey sobre tales [supuestos] seres separados a través del cumplimiento, por parte de ellos, de los mandamientos que El les ordenará. Además, "El acto final estuvo presente en el comienzo (תחלה) del pensamiento". Es por eso que los Sabios preguntaron en el [Talmud] Ierushalmí: "¿No es entonces Rabí Shimón de la opinión de que uno interrumpe [el estudio de la Torá] a fin de cumplir el mandamiento de lulav...?" Además: "Quienquiera estudia con la intención de no practicar [lo aprendido], mejor le hubiera sido que su placenta se hubiera dado vuelta...", [y no hubiera nacido]. Porque la placenta se formó primero por la gota seminal, y hasta el cuadragésimo día, cuando el embrión comienza a tomar forma, ella sola era la substancia esencial del embrión. De manera análoga, los mandamientos son la esencia y raíz de la Torá, pese a que el mandamiento es material y la Torá es sabiduría [y por lo tanto etérea], salvo que ésta está en un nivel exterior (makíf), mientras que la otra está en un nivel interior, [y por lo tanto imbuye a las mitzvot de vitalidad y alma] como se explicará luego.