Parte [2]
Las letras que son reveladas a nosotros existen en acción, palabra, y pensamiento.
Pertenecientes al plano de la acción son las formas visuales de las letras en la escritura asiria del Rollo de la Torá. Las letras que hacen al habla están grabadas en el aliento y voz, el que está dividido en veintidós partes, difiriendo una de la otra en cuanto a su forma, es decir, la enunciación y pronunciación de las veintidós letras en cualquier lengua. Pues no hay diferencia entre la Lengua Santa y los demás idiomas en cuanto a la naturaleza de la pronunciación de las letras, sino sólo en cuanto a sus combinaciones. Las letras del pensamiento son —también en cualquier idioma en que la persona pudiera pensar— las palabras y letras de aquel idioma y sus letras, que suman veintidós solamente.
Ahora bien, en el pensamiento hay tres clases de letras. Pues cuando uno ve las formas visuales de las letras en el Rollo de la Torá, éstas son retratadas en su pensamiento. Esto es llamado "acción en el pensamiento". Asimismo, cuando uno oye las letras del habla, éstas se inscriben en su pensamiento y él medita acerca de ellas. Esto es llamado "palabra en el pensamiento", [o sea, pensar en las letras del habla,] y se relaciona con Ietzirá.
Las letras del pensamiento por sí solo, sin meditación alguna en las letras del habla, son llamadas "pensamiento en el pensamiento", y se relacionan con Beriá.
Ahora bien, las letras del habla concreta son llamadas a ser y reciben su fuerza vital de las mismísimas letras que están en el pensamiento. Pese a que algunas veces la persona puede hablar [de una cosa] mientras piensa en otra, puede hablar solamente palabras y combinaciones tales que ya haya hablado previamente y que estuvieron en su pensamiento un gran número de veces. Así, en esas palabras y combinaciones perdura el vestigio del pensamiento que ingresó en ellas muchas veces, [y es la fuerza vital de las letras de su habla].
Y esto, [en términos de las sefirot,] es el aspecto más posterior y la externalidad de nétzajhodiesod de la Faz del plano superior que ingresa al inferior, sirviéndole de facultad intelectual de mojín [lit.: "cerebros"] y fuerza vital, como se sabe.