Pero es simple y claro a todos que hay una enorme diferencia entre la captación de los Cabalistas, tales como Rabí Shimón bar Iojái y el AríZal, una captación a través de la sabiduría y la comprensión, y la captación profética de Moshé Rabeinu y los demás Profetas, que las Escrituras denominan "visión real". [De la captación profética de Moshé está escrito:] "Tú verás Mi dorso". [De la de Isaías, un Profeta menor que Moshé:] "Y vi a Di-s". [De la de Avraham, aun antes de que se entregara la Torá:] "Y Di-s Se apareció a él". Ahora bien, aunque el término ["ver", respecto de la profecía,] es utilizado en un sentido metafórico y no denota visión concreta del ojo corpóreo, el objeto de la analogía, no obstante, debe asemejarse a la analogía. Así, también el Targúm traduce el "Di-s Se apareció a él" citado antes como: "Y Di-s Se tornó revelado a él...", indicando revelación, significando que Di-s —bendito sea—, siendo oculto, Se volvió manifiesto a Avraham. Es diferente, no obstante, con la captación de los Cabalistas: Di-s, bendito sea, Quien está oculto, no Se tornó revelado a ellos de un modo manifiesto; más bien, ellos captaron los secretos de la sabiduría de una manera que les es oculta [versión alternativa: sabiduría oculta] y distante. [Nuestros Sabios] por consiguiente enseñaron que "Un hombre sabio es superior a un profeta", pues a través de su sabiduría puede captar niveles [de Divinidad] mucho más excelsos que aquellos que pueden descender por medio de revelación a los Profetas en su visión profética. Pues sólo los niveles inferiores pueden descender y revelarse a [los Profetas] —a saber, los de nétzajhodiesodmaljut—, pues son precisamente estos los que siempre descienden y se revelan del Emanador al receptor en la forma de percepción intelectual y fuerza vital [creadora]. Así, es sabido por los versados en la Sabiduría Oculta [—los estudiosos de la Cabalá—] que los nétzajhodiesodmaljut, [los más bajos] del [plano] superior, se invisten en el [plano] inferior a fin de animarlo. Porque ellos son el conducto del flujo que hace descender la fuerza vital del nivel superior al inferior, con respecto a todos los mundos y niveles. Por lo tanto, también se revelan a los Profetas como una revelación concreta, [como profecía].
Dentro de éstas [cuatro sefirot] está investida la luz de biná, el atributo que se relaciona con el entendimiento de la Divinidad [que emana] de la luz [versión alternativa: y la luz] del bendito Ein Sof.
Y dentro [de biná] están investidos los aspectos externos de jojmá, un nivel que está más allá de la concepción y comprensión de la Divinidad, pues el término jojmá denota la fuente de concepción y comprensión. Es por eso que en el Zohar se afirma que "La Torá deriva de jojmá". Pues las razones para los mandamientos no han sido reveladas; trascienden la concepción y comprensión, [jojmá]. E incluso en los ocasionales lugares donde ha sido revelada y explicitada alguna razón aparentemente comprensible, esta razón por sí sola, entendible a nosotros, no es la máxima y cabal razón; más bien, dentro [de esta razón] está investido el núcleo más interior (el pnimiut) y principio místico de jojmá que trasciende la comprensión y el entendimiento.
Lo mismo es cierto de cada palabra pronunciada por la boca del Santo —bendito sea— a los Profetas, registradas en el Tanaj, trátense de palabras de admonición, o los relatos de sucesos. Investidas en ellas hay un aspecto de la Jojmá Divina que trasciende la concepción y la comprensión. Esto es empíricamente evidente del principio de kri y ktiv. El kri refleja la comprensión [del texto] tal como ésta es revelada a nosotros y el ktiv trasciende la concepción y la comprensión; esta palabra particular, en su forma escrita, no tiene "vestimenta" comprensible, pese a que según se lee en voz alta sí tiene tal "vestimenta" [y es fácilmente comprensible].
Lo mismo se aplica a las letras grandes [que aparecen] en el Tanaj: ellas derivan de un mundo sublime e irradian desde allí manifiestamente y no a través de una vestimenta como las demás letras.