Ahora bien, lo precedente sigue los requerimientos precisos de la ley. De hecho, sin embargo, incluso en un caso donde semejante razonamiento no se aplica tan plenamente, no es apropiado que hombre alguno insista en la letra de la ley; más bien, debería imponer austeridad en su propia vida e ir mucho más allá de la letra de la ley. Además, uno debería estar preocupado, en aras de sí mismo, por la enseñanza de nuestros Sabios que quien es minucioso en esta cuestión [y no va más allá de la letra de la ley], "será eventualmente llevado a esta cuestión": [él mismo, eventualmente, precisará de la caridad], Di-s libre. Y, después de todo, todos nosotros precisamos de las mercedes del Cielo en todo momento, [que se provocan] solamente por medio de una iniciativa desde abajo, en todo momento y a toda hora, al despertar nuestra compasión por aquellos que están necesitados de compasión. Pero quienquiera endurece su corazón y suprime su compasión, por cualquier razón que fuere, provoca lo mismo en lo Alto, Di-s libre.

Después de todo, además, "No hay persona justa sobre la tierra que haga el bien..." —siempre— "...y no peque", y la tzedaká expía y protege contra el infortunio, etc. Es, por lo tanto, una verdadera curación para el cuerpo y el alma, respecto de lo cual [está escrito]: "Piel por piel, y todo lo que el hombre posee dará por su alma".

Cuánto más se aplica esto cuando somos "creyentes hijos de creyentes" en el hecho de que la caridad no es más que un préstamo al Santo —bendito sea—, como está escrito: "Quien muestra gracia hacia el pobre presta a Di-s, y El le resarcirá su buena acción", doblemente, en este mundo. Pues el cumplimiento de ninguno de los mandamientos es recompensado en este mundo, salvo la caridad, porque ella es benéfica para las criaturas, como está escrito al final del primer capítulo de Kidushín.

Asimismo, uno debería sentirse perturbado en cuanto al castigo, Di-s libre, cuando sus compañeros se asocian en aras de una mitzvá y él no se une a ellos, como se sabe de las palabras de nuestros Sabios.

Que la vida sea placentera para quienes prestan atención, y que descansen sobre ellos bendiciones de toda suerte de bondad. "Actúa con benevolencia, Di-s, para con los buenos y rectos", como es su deseo y como es el deseo del [escritor] que procura su bienestar con todo su corazón y alma.