Ahora bien, es sabido que los judíos, por su naturaleza misma, actúan compasivamente y llevan a cabo actos de benevolencia. [Esto es así] porque sus almas emanan de los atributos de Di-s, en los que jésed prevalece sobre el atributo de din ("juicio"), guevurá ("rigor"), y tzimtzúm ("contracción") — como está escrito: "Su jésed prevalece sobre quienes Le temen". El alma es llamada, por eso, "hija del sacerdote", como está escrito en el sagrado Zohar.

La caridad que emana de esta fuente es llamada "acto de caridad", pues el término "acto" (maasé) se aplica a aquello que ya se ha hecho, o que está siendo hecho constante y espontáneamente; es algo existente, es común y constante. Análogamente aquí, también, el rasgo de bondad y compasión fue implantado en las almas de toda la Casa de Israel desde antaño, desde el momento en que fueron creadas y se desarrollaron de los atributos de Di-s, como está escrito [respecto de Adám]: "Y El insufló dentro de sus fosas nasales [un alma de vida]", [y del mismo modo decimos, de cada alma:] "Tú la insuflaste dentro de mí", y "El que sopla, [sopla desde dentro de sí", de su más íntimo ser]. Además, en Su bondad [Di-s] renueva el acto (maasé) de creación cada día. Similarmente [está escrito:] "Ellas son nuevas cada mañana...".

El término "servicio" (avodá), sin embargo, se aplica sólo a lo que el hombre hace con inmenso esfuerzo, a contrapelo de la inclinación de su alma, mas él anula [y se impone a] su naturaleza y voluntad ante la Voluntad Suprema [de Di-s], esforzándose denodadamente, por ejemplo, en la Torá y la plegaria, "al grado de presionar al alma...". También en nuestro caso, respecto del mandamiento de hacer caridad, [el "servir" supone] entregar mucho más que [lo impulsado por] la propia naturaleza de la compasión y voluntad de uno, como comentaron nuestros Sabios sobre el versículo "Dar has de dar": "...incluso cien veces".