De David: Rendid a Adonái, hijos de los poderosos, rendid a Adonái honor y fortaleza. Rendid a Adonái el honor debido a Su Nombre; prosternaos ante Adonái con resplandeciente santidad. La voz de Adonái está sobre las aguas, el Dios de gloria truena; Adonái está sobre las poderosas aguas. La voz de Adonái resuena con poderío; la voz de Adonái resuena con majestad. La voz de Adonái rompe cedros; Adonái quiebra los cedros del Líbano. Los hace saltar como un becerro; al Líbano y al Sirión como cría de buey salvaje. La voz de Adonái hace estallar llamas de fuego. La voz de Adonái hace temblar el desierto; Adonái hace que el desierto de Kadésh tiemble. La voz de Adonái hace parir a las ciervas, y deja a los bosques desnudos; y en Su Santuario todos proclaman Su gloria. Adonái se entronó [como Rey] en el Diluvio; Adonái se entronará como Rey para siempre. Adonái dará fortaleza a Su pueblo; Adonái bendecirá a Su Pueblo con paz.
Tehilim Diario
Capítulos 29-34
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Cántico para la dedicación de la Casa, por David: Te ensalzo, Adonái, porque me has elevado, y no has permitido a mis enemigos alegrarse por mi causa. Adonái, mi Dios, clamé a Ti, y me has curado. Adonái, hiciste subir del Sheól mi alma, me diste vida para que no descendiese al pozo. Cantad a Adonái, vosotros, Sus piadosos, y alabad Su santo Nombre. Porque Su ira dura sólo un momento, cuando El es conciliado hay vida [larga]; cuando uno se retira por la noche llorando, por la mañana sobrevendrá la alegría. En mi seguridad pensé que no vacilaría nunca. Adonái, con Tu favor has hecho que mi monte se yerga fuerte; cuando ocultaste Tu rostro, quedé conturbado. A Ti, Adonái, clamé, y a Adonái supliqué: ¿Qué provecho hay en mi muerte, en mi descenso a la tumba? ¿Acaso Te puede alabar el polvo? ¿Puede proclamar Tu verdad? Oye, Adonái, y agráciame; Adonái, sé mi ayuda. Tú has convertido mi duelo en danza, has desatado [las cuerdas de] mi cilicio y me has ceñido de alegría. Por ello mi alma cantará a Ti y no callará; Adonái mi Dios, Te alabaré por siempre.
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Para el Director del Coro, un Salmo por David: En Ti, Adonái, me refugié; no me dejes ser avergonzado, jamás. En Tú rectitud, bríndame redención. Inclina hacia mí Tu oído; rápidamente libérame, sé para mí una roca poderosa, una fortaleza para salvarme. Pues Tú eres mi Roca y mi fortaleza; en consideración a Tu nombre, guíame y condúceme. Sácame de esa red que ellos ocultaron para mí, pues Tú eres mi baluarte. En Tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me redimirás, Adonái, Dios de verdad. Desprecio a quienes aguardan vanidades sin valor. En cuanto a mí, en Adonái confío. Me alegraré y regocijaré en Tu benevolencia, pues has observado mi angustia. Tú conoces los tormentos de mi alma. Y no me entregaste en mano del enemigo; afirmaste mis pies en la amplitud. Muéstrame gracia, Adonái, pues estoy afligido, turbados están mis ojos en cólera, mi alma y mi vientre. Pues mi vida languidece en aflicción, y mis años en suspiro. A causa de mi iniquidad falló mi fuerza, mis huesos se consumen. Me torné en insulto para todos mis atormentadores y demás estuve para mis vecinos; miedo para los que me conocen; quienes ven mi apariencia huyen de mí. Fui olvidado como el muerto [lo es] del corazón, fui como un recipiente perdido. Pues oí la complicidad de la multitud, el terror en derredor. Cuando conciliaron contra mí, tramando quitarme la vida. Pero yo, en Ti confié, Adonái. Dije: "Tú eres mi Dios". En tus manos están mis tiempos, líbrame de manos de mis adversarios y perseguidores. Haz brillar Tu semblante sobre Tu siervo; sálvame en Tu benevolencia. Adonái, no permitas que yo sea avergonzado por haber clamado a Ti. Que los perversos se avergüencen, silenciados en el sheól. Que ellos sean silenciados — aquellos labios mentirosos, aquellos que hablan falsedades de los justos, con arrogancia y desdén. Cuán abundante es Tu bondad, la que reservaste para quienes Te temen, la que realizaste para quienes se cobijan en Ti en presencia de los hombres. Protégenos, cuando Tu presencia está oculta, de las pandillas de hombres perversos. Bendito sea Adonái, porque El ha sido maravillosamente benévolo conmigo en una ciudad sitiada. Yo, en mi pánico, dije: "¡Fui excluido de Tu visión!" En verdad, sin embargo, Tú escuchaste la voz de mis ruegos cuando clamé a Ti. Amad a Adonái, todos Sus devotos. Los fidedignos, Adonái los protege. Pero retribuye con precisión al que actúa con arrogancia. Sean fuertes, envalentonen sus corazones, los que aguardan a Adonái.
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Por David, un Maskíl: Dichoso aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado cubierto. Dichoso el hombre a quien Adonái no le considera iniquidad y cuyo espíritu no tiene falacia. Cuando mantuve silencio, mis huesos se desvanecían por mi gemido angustioso todo el día. Pues día y noche Tu mano pesaba sobre mí, mi verdor se transformó por la sequedad del verano, sela. Mi pecado Te di a conocer, no cubrí mi transgresión. Dije: "Confesaré mis iniquidades a Adonái", mas Tú perdonaste mi pecado perverso. Por eso, que todo devoto rece a Ti, en un momento más accesible, que las poderosas aguas del diluvio no lo alcancen. Tú eres un refugio para mí; protégeme de la aflicción; rodéame por siempre de cánticos de salvación. Yo te haré sabio y te iluminaré en la senda ésta por la que marcharás; te aconsejaré con mi ojo. No seáis incomprensivos como un caballo o una mula, frenados con cabestro y brida cuando se los engalana para mantenerlos apartados de ti. Protégenos de las malas acciones y de los malos momentos que podrían sobrevenir en el mundo. Mas Aquel que confía en Adonái, estará rodeado de bondad. Alégrense en Adonái y regocíjense, justos. Hagan cantar a todos los de corazón recto.
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Cantad jubilosamente a Adonái, vosotros los justos; corresponde a los rectos ofrecer alabanza. Ensalzad a Adonái con arpa; cantadle con lira de diez cuerdas. Cantadle una nueva canción; tañed diestramente sonidos de júbilo. Pues la palabra de Adonái es justa; todas Sus obras son hechas con fidelidad. El ama la rectitud y la justicia; la bondad de Adonái llena la tierra. Por la palabra de Adonái fueron hechos los cielos, y por el aliento de Su boca todas sus huestes. El reúne las aguas del mar cual montículo; El aloja los abismos en bóvedas. Toda la tierra tema a Adonái; todos los habitantes del mundo tiemblen ante El. Porque El habló, y fue; El ordenó, y perduró. Adonái ha anulado el consejo de naciones; El ha desbaratado los ardides de pueblos. El consejo de Adonái perdura eternamente; los pensamientos de Su corazón durante todas las generaciones. Afortunada es la nación cuyo Dios es Adonái, el pueblo que El eligió como patrimonio para Sí. Adonái mira desde el cielo; El contempla a toda la humanidad. Desde Su morada El observa atentamente a todos los habitantes de la tierra. Es El quien forma los corazones de todos ellos, quien percibe todas sus acciones. Un rey no es salvado merced a un gran ejército; un guerrero no es rescatado merced a la gran fuerza. Un corcel es una falsa garantía de victoria; con todo su gran vigor no concede la fuga. Mas el ojo de Adonái está dirigido hacia aquellos que Le temen, hacia aquellos que esperan Su bondad; para salvar su alma de la muerte y para sostenerlos durante épocas de hambre. Nuestra alma anhela a Adonái; El es nuestra ayuda y nuestro escudo. Pues en El se alegrará nuestro corazón, por cuanto hemos confiado en Su santo Nombre. Esté Tu bondad, Adonái, sobre nosotros, así como hemos depositado nuestra esperanza en Ti.
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Por David, cuando fingió locura ante Avimélej, quien entonces lo expulsó, y él se fue: Bendigo a Adonái en todo momento; Su alabanza está siempre en mi boca. Mi alma se glorifica en Adonái; que los humildes lo oigan y se alegren. Exaltad a Adonái conmigo, y ensalcemos Su Nombre juntos. Busqué a Adonái y El me respondió, y me libró de todos mis temores. Quienes Lo contemplan están radiantes; sus rostros jamás son humillados. Este pobre clamó, y Adonái oyó, y de todas sus tribulaciones lo libró. El ángel de Adonái asienta campamento en torno de quienes Le temen y los salva. Probad y ved que Adonái es bueno; feliz el hombre que confía en El. Temed a Adonái vosotros, Sus sagrados, pues quienes Le temen no carecen de nada. Los leoncillos padecen necesidad y sufren hambre, mas a quienes buscan a Adonái no ha de faltarles bien alguno. Venid, hijos, escuchadme; os enseñaré a temer a Adonái. ¿Quién es el hombre que desea vida, que ama una larga vida en la que vea el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engañosamente. Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y persíguela. Los ojos de Adonái están dirigidos hacia los justos, y Sus oídos [atentos] a su clamor. La ira de Adonái está sobre los que hacen el mal para extirpar su recuerdo de la tierra. Mas cuando ellos [se arrepienten y] claman, Adonái oye, y los salva de todas sus aflicciones. Próximo está Adonái a los de corazón quebrantado, y libera a aquellos de espíritu contrito. Muchas son las aflicciones del justo, pero Adonái lo rescata de todas ellas. Protege todos sus huesos, ninguno de ellos es quebrado. El mal causa la muerte del malvado, y los enemigos del justo están condenados. Salva Adonái el alma de Sus servidores, y todos los que en El se amparan no son condenados.
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Un Salmo para la ofrenda de agradecimiento: Cantad con júbilo a Adonái, toda la tierra. Servid a Adonái con alegría, venid ante El con regocijo. Sabed que Adonái es Dios; El nos ha hecho y somos Suyos, Su pueblo y el rebaño de Su pastoreo. Franquead Sus portales con gratitud, Sus atrios con alabanzas; dadle gracias a El, bendecid Su Nombre. Porque Adonái es bueno; Su bondad es eterna, y su fidelidad es por todas las generaciones.
Por David, un Salmo: Cantaré [Tu] bondad y justicia; (a Ti, Adonái, entonaré alabanza! Prestaré atención al camino de la integridad, )cuándo vendrá a mí? Marcharé con la inocencia de mi corazón [incluso] dentro de mi casa. No pondré cosa perversa ante mis ojos; odio los actos de los que descarrían, no se adhieren a mí. El corazón perverso se apartará de mí; no sabré de maldad. Aquel que difama a su semejante en secreto, a él cercenaré; al de ojos altivos y corazón lascivo, a él yo no tolero. Mis ojos están sobre los fieles de la tierra, que puedan morar conmigo; aquel que marcha en el camino de la integridad, él estará a mi servicio. El que practica la falacia no morará dentro de mi casa; quien habla mentiras no tendrá lugar ante mis ojos. Cada mañana segaré todos los malvados de la tierra, para cercenar a todos los malhechores de la ciudad de Adonái.
Una plegaria del hombre pobre, cuando desfallece y derrama su relato [de aflicción] ante Adonái: (Adonái, oye mi plegaria, haz que mi clamor llegue a Ti! No ocultes Tu rostro de mí en el día de mi angustia; vuelve Tu oído hacia mí; el día en que Te llamo, (respóndeme rápidamente! Pues mis días se ha desvanecido en el humo; mis huesos, secos como en un fogón. Aplastado como el pasto y marchito está mi corazón, pues he olvidado comer mi pan. De la voz de mi suspiro, mi hueso se pega a mi carne. Soy como el pájaro del desierto; como la lechuza del yermo me he vuelto. Con celeridad huí; fui como un pájaro, solo sobre un tejado. Todo el día mis enemigos me humillan; quienes me ridiculizan maldicen usando mis nombre. Pues he comido cenizas como pan, y mezclado mi bebida con lágrimas, por causa de Tu enfado y Tu cólera, pues Tú me has alzado y [de allí] me has arrojado. Mis días son como la sombra efímera; me marchito como el pasto. Pero Tú, Adonái, serás entronizado por siempre, y el recuerdo de Ti es para todas las generaciones. Tú Te alzarás y Te compadecerás de Tzión, pues es tiempo de mostrarle gracia; ha llegado la hora señalada. Porque Tus servidores apreciaron sus piedras, y amaron su polvo. Entonces las naciones temerán el Nombre de Adonái, y todos los reyes de la tierra Tu gloria, cuando [ven que] Adonái ha construido Tzión, ha aparecido en Su gloria. El Se volvió a la plegaria del suplicante, y no despreció su ruego. Sea esto escrito para la última generación, para que la recién nacida nación alabe a Dios. Pues El contempló desde Su santa altura; desde el cielo, Adonái miró sobre la tierra para oír el clamor del aprisionado, para desatar a los condenados a morir, para que el Nombre de Adonái se declare en Tzión, y Su alabanza en Jerusalén, cuando naciones y reinos se reunirán juntos para servir a Adonái. El debilitó mi fortaleza en el camino; acortó mis días. Yo diré [suplicando]: "Mi Dios, no me quites en el medio de mis días, Tú, cuyos años perduran en el curso de todas las generaciones". Al principio sentaste los fundamentos de la tierra, y los cielos son obra de Tus manos. Ellos perecerán, pero Tú perdurarás; todos ellos se estropearán como un vestido; Tú los cambiarás como una prenda de vestir, y ellos se desvanecerán. Pero Tú perduras el Mismo; Tus años no terminarán. Los hijos de Tus servidores morarán [en su tierra]; su semilla se establecerá [permanente] ante Ti.
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