Para el Director del Coro, por los hijos de Kóraj, un Maskíl: Dios, con nuestros oídos hemos escuchado; nuestros padres nos contaron los actos que Tú realizaste en sus días, en los días de antaño. Tú, con Tu propia mano, expulsaste a los pueblos y los implantaste. Tú afligiste naciones y las echaste. Porque no por su espada ellos poseyeron la tierra, ni su propio brazo les ayudó, mas por Tu diestra, Tu brazo, y la luz de Tu semblante — porque Tú los favoreciste. ¡Sólo Tú eres mi Rey, Dios! ¡Ordena la salvación de Iaacov! Por Tu intermedio cornearemos a nuestros opresores; por Tu Nombre someteremos a nuestros oponentes. Pues no confío en mi arco, ni mi espada me salvará. Pues Tú nos salvaste de nuestros adversarios, y a quienes nos odian Tú avergonzaste. En Dios hemos glorificado todo el día, y Tu Nombre para siempre agradeceremos, sela. Incluso cuando nos abandonaste y humillaste, y no salías con nuestros ejércitos. Tú nos hiciste retroceder del adversario, y quienes nos odian pillaron para sí. Nos liberaste cual carnero para ser devorado, y entre las naciones nos esparciste. Vendiste a Tu nación por ninguna fortuna, y no aumentaste su precio. Nos pusiste como desgracia para nuestros vecinos, burla y escarnio para nuestro entorno. Nos pusiste como ejemplo vil entre los pueblos, una causa para que las naciones sacudieran sus cabezas. Todo el día mi humillación está delante de mí, y mi vergüenza me cubre, la voz del calumniador y blasfemo, delante del enemigo y vengador. Todo eso vino sobre nosotros, y, entretanto, no Te olvidamos ni falsificamos Tu pacto. Nuestro corazón no se retiró, ni nuestros pasos se desviaron de Tu camino. Incluso cuando Tú nos afligiste en el lugar de Taním y nos cubriste con la sombra de la muerte, ¿olvidamos el Nombre de nuestro Dios y extendimos nuestras manos a un dios extraño? ¿Acaso Dios no escudriña esto? El conoce los secretos del corazón. Pues por Tu causa somos martirizados todo el día, considerados ovejas para el matadero. ¡Despierta! ¿Por qué pareces dormir, mi Señor? ¡Recuerda! ¡No nos abandones por siempre! ¿Por qué ocultas Tu rostro, ignoras nuestra aflicción y opresión? Pues postrada al polvo está nuestra alma, pegado a la tierra nuestro estómago. ¡Levántate! ¡Sé nuestra ayuda, y redímenos en aras de Tu benevolencia!
Tehilim Diario
Capítulos 44-48
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Para el Director del Coro, sobre Shoshaním, por los hijos de Kóraj, un Maskíl, un canto de afecto: Mi corazón está agitado con un buen tema, Digo: "Mis trabajos son propios de un rey, mi lengua es la pluma de un hábil escriba". Tú eres bello, más que otros hombres, el encanto se derrama sobre tus labios; por lo tanto, Dios te bendecirá para la eternidad. Ciñe tu espada sobre tu muslo, poderoso, tu majestad y tu esplendor. Y ése es tu esplendor: ten éxito, cabalga en verdad y justa humanidad. Que esto te guíe a temibles acciones con tu diestra. Tus flechas son afiladas, naciones caen bajo ti, en el corazón de los adversarios del rey. Tu trono, juez, es por siempre jamás. El cetro de la equidad es el cetro de tu reino. Tú amas la integridad y odias la perversidad; por eso Dios, tu Dios, te ungió con aceite de alegría por encima de tus pares. Mirra, áloes y casia son todas tus vestimentas, más fino que palacios de marfil será el Mío que te agradará. Hijas del rey te visitan, erecta está la reina a tu derecha en joyas de oro de Ofir. Oye, doncella, mira e inclina tu oído, olvida a tu pueblo y a la casa de tu padre. Entonces el Rey deseará tu belleza, pues El es tu Señor. Prostérnate a El. Como para la hija de Tiro, con homenaje buscarán tu presencia los más ricos de la nación. Toda la gloria de la princesa está con ella interiormente, de engarces de oro es su atuendo. En prendas bordadas es llevada al rey. Las vírgenes en su cortejo son sus compañeras, son conducidas a ti. Ellas son llevadas con alegría y júbilo, entran al palacio del Rey. Sucediendo a tus padres, están tus hijos. Los nominarás como líderes por todo el país. Conmemoraré Tu Nombre por todas las generaciones. Por lo tanto, las naciones Te reconocerán por siempre jamás.
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Para el Director del Coro, para los hijos de Kóraj, por Alamot, un cántico: Dios es para nosotros refugio y fuerza, una ayuda muy accesible en la aflicción. De modo que no debemos temer la transformación de la tierra, y el colapso de las montañas en el centro del mar. Sus aguas enfurecerán y estarán turbadas, montañas rugirán siempre en Su gloria. El río — sus corrientes alegrarán a la Ciudad de Dios, el santificado lugar de morada del Altísimo. Dios está dentro de ella; ella no se estremecerá; Dios ayudará al romper la aurora. Naciones rugen, reinos se derrumban. El alzó Su voz y la tierra se disolverá. Adonái de las huestes está con nosotros; nuestra fortaleza por siempre es el Dios de Iaacov, sela. Vayan y vean las obras del Señor, quien forjó devastación en la tierra. El hace el cese de las guerras hasta el final la tierra, el arco El quebrará, partirá la lanza, las carrozas consumirá en fuego. ¡Desistan! Sepan que Yo soy Dios, seré enaltecido entre las naciones, exaltado sobre la tierra. Adonái de las huestes está con nosotros; nuestra fortaleza por siempre es el Dios de Iaacov, sela.
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Al Director del Coro; un Salmo por los hijos de Kóraj: Naciones todas, batid palmas; haced sonar [el shofar] para Dios con sonido de júbilo. Pues Adonái es supremo, reverencialmente temible, un gran Rey sobre toda la tierra. El somete a los pueblos debajo de nosotros; a las naciones debajo de nuestros pies. El elige nuestra herencia para nosotros, la gloria de Iaacov a quien El ama eternamente. Dios asciende por medio de la teruá, Adonái — por medio del sonido del shofar. Cantad, cantad a Dios; cantad, cantad a nuestro Rey. Pues Dios es Rey sobre toda la tierra; cantad, hombres de entendimiento. Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado sobre Su santo trono. Los más nobles de las naciones están reunidos, la nación del Dios de Avraham; pues los protectores de la tierra pertenecen a Dios; El es ensalzado sobremanera.
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Un Salmo por los hijos de Kóraj: Grande es Adonái y sumamente alabado en la ciudad de nuestro Dios, Su montaña santa. Hermoso en paisaje, el júbilo de toda la tierra es el Monte Tzión, en las laderas septentrionales, la ciudad del gran Rey. Dios Se dio a conocer en sus ciudadelas como una torre de fortaleza. Pues he aquí, los reyes se juntaron, y avanzaron de común acuerdo [para invadirla]. Vieron [las maravillas del Todopoderoso] y se asombraron; quedaron aterrados, huyeron precipitadamente. Fueron sobrecogidos por el temblor allí, por dolores como los de una parturienta; [fueron destruidos como] por un viento del este que quebranta las naves de Tarshísh. Como hemos oído, así hemos visto en la ciudad de Adonái de las huestes; en la ciudad de nuestro Dios; que Dios la afirme por toda la eternidad. Dios, hemos estado esperando [la revelación de] Tu bondad dentro de Tu Santuario. Así como Tu Nombre, Dios, [es grande,] así es Tu alabanza hasta los confines de la tierra; Tu diestra está llena de justicia. Alégrese el Monte Tzión, los pueblos de Iehudá regocíjense, a causa de Tus juicios. Rodead a Tzión, ceñidla, contad sus torres; considerad atentamente sus murallas, observad sus altas ciudadelas, para que lo podáis relatar a una generación posterior. Porque este Dios es nuestro Dios por siempre jamás; El nos conducirá eternamente.
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Para el Director del Coro, sobre Aiélet HaShájar, un Salmo por David: Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me abandonaste? ¿[Por qué estás] lejos de salvarme, ante las palabras de mi clamor? Oh Dios mío, clamo de día y Tú no me respondes; de noche, no hay descanso para mí. Y Tú, Santo, estás entronizado en las alabanzas de Israel. En Ti confiaron nuestros padres, confiaron y Tú los liberaste. A Ti clamaron y fueron liberados, en Ti confiaron y no fueron avergonzados. Mas yo soy un gusano y no un hombre, escarnio de la humanidad, desprecio de las naciones. Todos los que me ven se mofan de mí; abren sus bocas, sacuden sus cabezas. "Confía en Adonái; El te liberará; El lo salvará porque lo quiere". Pues Tú me sacaste del útero, me hiciste [sentir] seguro en los senos de mi madre. A Ti fui lanzado desde el vientre, desde el útero de mi madre Tú eres mi Dios. No guardes distancia de mí, pues la aflicción está próxima, pues no hay quien ayude. Muchos toros me cercan. Los poderosos de Bashán me envuelven. Ellos abren sus bocas contra mí, como un león desgarrador y rugiente. Soy derramado cual agua, todos mis huesos se dislocan. Mi corazón es como cera, fundido dentro de mis entrañas. Mi fuerza se secó cual arcilla, mi lengua adherida a mi paladar. Me colocaste en el polvo de la muerte. Pues me cercan perros; una banda de malhechores me circunda, como un león en mis manos y mis pies. Conté todos mis huesos, ellos miran y se regocijan. Reparten mis ropas entre sí, y sobre mis vestimentas echan suertes. Mas Tú, Adonái, no Te alejes; ¡Fuerza mía!, apresúrate en mi ayuda. Libera mi alma de la espada, mi única [alma] de la garra del perro. Sálvame de la boca del león, como respondiste a los cuernos de Reimím. Yo proclamaré Tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación Te alabaré. Vosotros que teméis a Adonái, ¡alabadlo! Todos vosotros, simiente de Iaacov, ¡glorificadlo! Sentid pavor de El, vosotros, la simiente de Israel. Pues El no despreció ni aborreció los clamores del pobre, ni ocultó Su semblante de él. Cuando Le suplicó [ayuda], El escuchó. Tú eres la causa de mi alabanza en la gran congregación. Saldaré mis promesas delante de quienes Le temen. Los humildes comerán y se saciarán, quienes procuran a Adonái Lo alabarán. Que vuestros corazones vivan por siempre. Todos los confines de la tierra recordarán y loarán a Adonái, todas las familias de naciones se inclinarán delante de Ti. Porque la soberanía es de Adonái, y El gobierna a las naciones. Comerán toda la abundancia de la tierra y se prosternarán, todos los que descienden al polvo se inclinarán ante El, mas El no revivirá su alma. Por la simiente que Lo servirá, Dios será proclamado a la generación. Vendrán y narrarán Su rectitud a la nación recién nacida, ésta que El hizo.
Un Salmo por David: Adonái es mi pastor, nada me ha de faltar. En verdes praderas me hace recostar; me conduce junto a aguas tranquilas. El revive mi alma; me guía por sendas de rectitud en aras de Su Nombre. Aún si anduviere yo por el valle de la sombra de la muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado, ellos me consolarán. Tú prepararás una mesa para mí ante mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está colmada. Sólo bondad y misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y yo he de morar en la Casa de Adonái por muchos largos años.
Por David, un Salmo: De Adonái es la tierra y cuanto ella contiene; el mundo y los que en él habitan. Porque sobre los mares El la fundó, y sobre los ríos la afirmó. ¿Quién podrá subir a la montaña de Adonái, y quién podrá estar en Su lugar santo? Aquel que tiene manos limpias y un corazón puro, que no haya usado Mi Nombre en vano ni jurado falsamente. Este recibirá una bendición de Adonái, y benevolencia de Dios, su salvador. Tal es la generación de quienes Lo buscan, [los hijos de] Iaacov que buscan Tu rostro siempre. Alzad, portales, vuestras cabezas, y sed alzadas, puertas eternas, para que el Rey glorioso pueda entrar. ¿Quién es el Rey glorioso? Adonái, fuerte y poderoso; Adonái, poderoso en batalla. Alzad vuestras cabezas, portales; alzadlas, puertas eternas, para que el Rey glorioso pueda entrar. ¿Quién es el Rey glorioso? Adonái de las huestes, El es el Rey glorioso por toda la eternidad.
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