¿Por qué, Adonái, Te paras a distancia; por qué Te ocultas en momentos de tribulación? El malvado en su arrogancia persigue a los pobres que son atrapados por los ardides que ellos han ideado. Pues el malvado se vanagloria por [el logro del] deseo de su corazón, y el insolente ladrón se jacta de haberse burlado de Adonái. El malvado, en su insolencia, [piensa,] "El no sondea [nuestras acciones]"; todos sus pensamientos son: "No hay Dios [de retribución]". Sus sendas siempre triunfan; Tu retribución está muy lejos de él; él resopla a todos sus enemigos. Dice en su corazón: "No he de vacilar, por todas las generaciones ningún mal caerá sobre mí". Su boca está colmada de juramentos, engaño y malicia; bajo su lengua hay agravio e iniquidad. Aguarda en emboscada en las inmediaciones; en lugares secretos asesina al inocente; sus ojos acechan al desvalido. Acecha en un lugar secreto cual el león en su guarida; acecha para capturar al pobre, captura al pobre cuando extiende su red. [Finge estar] aplastado y encogido, los desvalidos caen presos de su poderío. En su corazón dice: "Dios ha olvidado, El oculta Su rostro, El nunca verá [mis iniquidades]". ¡Levántate, Adonái! ¡Dios, alza Tu mano! No olvides a los humildes. ¿Por qué se burla de Dios el malvado? Dice, en su corazón: "Tú no exigirás". ¡Sin embargo, Tú sí ves! Pues Tú contemplas agravio y enfado. Recompensar está en Tu poder; los indefensos depositan su confianza en Ti; Tú [siempre] has ayudado al huérfano. Rompe el poder de los malvados; luego busca la maldad del inicuo y no la has de hallar. Adonái reina por toda la eternidad; las naciones han desaparecido de Su tierra. Adonái, Tú has escuchado la ansiedad de los humildes; dirige sus corazones [a Ti], haz que Tu oído atienda [a sus plegarias]. Para hacer justicia con el huérfano y el oprimido, de modo que [el malvado] no pueda sembrar más el terror entre los hombres de la tierra.
Tehilim Diario
Capítulos 10-17
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Para el Director del Coro, [un Salmo] por David: He depositado mi confianza en Adonái; ¿cómo podéis decirme que yo huyo de vuestra montaña como un pájaro? Pues observa, los malvados doblan el arco, ya han preparado su flecha sobre la cuerda, para disparar en la oscuridad al recto de corazón. En verdad, cuando los fundamentos se destruyen, ¿qué ha hecho el justo? Adonái está en Su sagrado Santuario, el trono de Adonái está en el cielo, [sin embargo] Sus ojos observan, Sus pupilas examinan [las acciones de] la humanidad. Adonái pone a prueba a los justos, mas a los malvados y al que ama la violencia El odia. El hará llover sobre el malvado ígneos carbones y azufre; un viento abrasador será su porción asignada. Pues Adonái es justo, El ama [al hombre de] actos justos; el recto contemplará Su semblante.
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Para el Director del Coro, sobre el instrumento musical de ocho cuerdas, sheminít, un Salmo por David: Adonái, ayúdanos, pues los piadosos ya no existen; pues los fieles se han esfumado de entre los hombres. Los hombres hablan falsedades unos a otros; hablan con labios lisonjeros, con duplicidad en el corazón. Que Adonái cercene a todos los labios lisonjeros, [a toda] lengua que habla con jactancia. Aquellos que han dicho: "Con nuestras lenguas hemos de dominar, nuestros labios están con nosotros, ¿quién es amo sobre nosotros?" "Por la violencia perpetrada contra los pobres, por los gemidos de los menesterosos, ¡ahora he de levantarme!", dice Adonái; "He de otorgarle salvación", El le dice. Las palabras de Adonái son palabras puras, como la plata refinada en el crisol de barro más fino, purificado siete veces. Que Tú, Adonái, los protejas; que Tú los guardes por siempre de esta [malvada] generación. Los inicuos caminan por todos lados; cuando son enaltecidos es una vergüenza para la humanidad.
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Para el Director del Coro, un Salmo por David: ¿Hasta cuándo, Adonái, has de olvidarme? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo ocultarás Tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo debo buscar consejo dentro de mi alma [para escapar a] la pena de mi corazón todo el día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira [mi aflicción y] respóndeme, Adonái; da luz a mis ojos, no sea que yo duerma el sueño de la muerte. No sea que mi enemigo diga: "Pude con él", [y] mis opresores se alborocen cuando vacile. En Tu bondad he confiado, mi corazón se alborozará en Tu salvación; cantaré a Adonái porque El me ha concedido bondad.
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Para el Director del Coro, [un Salmo] por David: El necio dice en su corazón: “¡No hay Dios!” Las acciones [del hombre] se han vuelto corruptas y abominables, nadie hace el bien. Adonái miró a la humanidad desde el cielo, para ver si hay algún hombre de inteligencia que busca a Dios. Todos ellos se han descarriado juntos; se han vuelto corruptos; no hay nadie que haga el bien, ni siquiera uno. En verdad, todos los malhechores, que devoran a Mi pueblo como devoran el pan, que no claman a Adonái, finalmente conocerán [las consecuencias de sus acciones]. Allí serán presa del miedo, pues Dios está con la generación justa. Vosotros os mofáis del consejo del pobre, que deposita su confianza en Adonái. ¡Si de Tzión viniera la salvación de Israel! Cuando Adonái haga tornar a los cautivos de Su pueblo, Iaacov se alborozará, Israel se alegrará.
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Un Salmo por David: Adonái, ¿quién puede habitar en Tu tienda? ¿Quién puede morar en Tu santo Monte? Aquel que camina con integridad, que actúa justamente y habla verdad en su corazón; que no tiene calumnia sobre su lengua, que no ha hecho daño a su prójimo; que no ha causado oprobio [con sus acciones] a su pariente; en cuyos ojos una persona despreciable es aborrecible, pero que honra a aquellos que son temerosos de Dios; que no altera su promesa aunque ello sea en su propio perjuicio; que no presta su dinero con usura, ni toma soborno contra el inocente; Aquel que hace estas cosas nunca ha de caer.
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Acompañado del instrumento musical mijtám, por David: Guárdame, Dios, pues he depositado mi confianza en Ti. Tú, [mi alma,] has dicho a Dios: "Tú eres mi Amo; no recae sobre Ti concederme bien [pues no soy merecedor]". [Mas es en aras] de los santos que yacen en la tierra y de los poderosos [en el temor a Dios]; todos mis deseos se cumplen [en mérito a ellos]. Aquellos que se apresuran en pos de otros [dioses], sus aflicciones han de aumentar; no he de ofrecer [como ellos] sus libaciones de sangre, ni he de pronunciar sus nombres sobre mis labios. Adonái es mi porción asignada y mi parte; Tú guías mi destino. Porciones han recaído sobre mí en lugares placenteros; en verdad, una hermosa herencia es la mía. Bendigo a Adonái que me ha dado consejo; incluso por las noches mi intelecto me reprende. He puesto a Adonái delante de mí en todo momento; porque El está a mi diestra, no he de tropezar. Por ello, mi corazón se alegra y mi alma se alboroza; mi carne, también, descansa segura. Pues Tú no abandonarás mi alma al sheól; no permitirás que Tus piadosos vean el purgatorio. Hazme conocer la senda de la vida, para que yo pueda saciarme con el júbilo de Tu presencia, con el deleite de Tu diestra para siempre.
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Una plegaria por David: Oye, Adonái, mi sincero [ruego]; escucha mi clamor; presta oído a mi plegaria, expresada por labios sin engaño. Haz que mi veredicto proceda de Ti; haz que Tus ojos contemplen [mi] rectitud. Tú has examinado mi corazón, lo has indagado por la noche, me has puesto a prueba y no has hallado [tacha]; ningún mal pensamiento cruzó mi mente, tal como son mis palabras son mis pensamientos. Para que las acciones humanas respondan a las palabras de Tus labios, observo las sendas de los que quiebran las leyes [y les insto a que no sigan en ellas]. Apoya mis pasos [para que sean firmes] en Tus sendas, para que mis pies no tropiecen. Te he llamado, pues Tú, Dios, me responderás; inclina Tu oído hacia mí, escucha lo que digo. Aparta Tu benevolencia, Tú que liberas con Tu diestra a aquellos que depositan su confianza en Ti, de aquellos que se levantan en contra [de Ti]. Guárdame como a la niña del ojo; ocúltame a la sombra de Tus alas de los malvados que me asaltan, [de] mis enemigos mortales que me rodean. Su grasa ha cerrado [sus corazones]; con sus bocas han hablado con arrogancia. Ahora cercan nuestros pasos, fijan sus ojos para hacernos desviar de [la senda correcta sobre] la tierra. El es como un león que ansía devorar [a su presa], como un leoncillo que acecha a escondidas. ¡Levántate, Adonái! Hazle frente, hazlo ponerse de rodillas; rescata mi alma del malvado [que sirve de] espada Tuya. Permíteme estar entre aquellos cuya muerte es por Tu mano, Adonái, entre aquellos que mueren de ancianidad; cuya porción es la vida eterna y cuyas entrañas están colmadas de Tu bien oculto, que fueron satisfechos con [nobles] hijos y dejan su superabundancia a los pequeñuelos de estos. [En mérito a] mi rectitud, he de contemplar Tu rostro; en el momento de la resurrección, estaré saciado con [contemplar] Tu imagen.
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