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Tehilim Diario

Capítulos 90-96

El Tehilím constituye un diálogo franco entre el hombre mortal y su Padre Celestial.

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Costumbre especial para el mes de Elul y las Altas Fiestas
El Baal Shem Tov instituyó la costumbre de recitar tres capítulos adicionales de Salmos cada día, desde el primero de Elul hasta Iom Kipur (en Iom Kipur se recitan los 36 capítulos restantes, completando así todo el libro de Salmos).
Vea a continuación los capítulos adicionales de hoy.
Capítulo 90
David halló esta plegaria tal cual—tenía la tradición de que es de Moshé—y la añadió a los Salmos. Habla de la brevedad de la vida, e insta al hombre a arrepentirse y evitar el orgullo.

Una plegaria de Moshé, el varón de Dios: Adonái, Tú has sido un refugio para nosotros en cada generación. Antes de que las montañas fueran hechas nacer, antes de que Tú crearas la tierra y el mundo — por siempre jamás Tú eres el Dios Todopoderoso. Tú reduces al hombre quebrantado, y dices: "Retornad, hijos del hombre". En efecto, un millar de años son ante Tus ojos como el día de ayer que ha pasado, como una vigilia de la noche. La corriente de su vida es apenas como un sueño; por la mañana son cual hierba que brota nuevamente. Por la mañana florece y brota nuevamente; por la tarde se marchita y se seca. Pues con Tu enojo somos consumidos, y con Tu ira somos destruidos. Tú has puesto nuestras iniquidades ante Ti, nuestros pecados ocultos ante la luz de Tu rostro. Pues todos nuestros días se han desvanecido en Tu ira; nosotros ocasionamos que nuestros años pasen como un sonido fugaz. Los años de nuestra vida suman setenta, si con mucho vigor — ochenta; en su mayoría son sólo afán y futilidad; pasando rápidamente y yéndose en vuelo. ¿Quién puede conocer la intensidad de Tu enojo? Tu ira es proporcional al temor de uno a Ti. Enséñanos, pues, a contar nuestros días, para que podamos contraer un corazón sabio. Aplácate, Adonái; ¿hasta cuándo [ha de durar Tu enojo]? Ten piedad de Tus servidores. Sácianos por la mañana con Tu bondad, entonces cantaremos y nos regocijaremos todos nuestros días. Alégranos conforme los días que Tú nos has afligido, conforme los años en que hemos visto la adversidad. Permite que Tu obra se revele a Tus servidores, y Tu esplendor sobre sus hijos. Que el deleite de Adonái nuestro Dios esté sobre nosotros; dispón para nosotros la labor de nuestros manos; confirma la labor de nuestras manos.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 91
Una inspiración para buscar refugio bajo las alas de la Presencia Divina. También habla de las estaciones del año y sus respectivos patronos, instando a quienes protegen sus almas a alejarse de ellos.

Tú que moras en el refugio del Altísimo, que permaneces a la sombra del Omnipotente, yo [te] digo de Adonái que es mi refugio y mi fortaleza, mi Dios en quien confío, que El te salvará de la trampa cazadora, de la peste que destruye. Con Sus alas te cubrirá, bajo Sus alas hallarás refugio; Su verdad es escudo y armadura. No temerás el miedo nocturno, ni la saeta que vuela de día, la peste que ronda en las tinieblas, ni la destrucción que asola a mediodía. Pueden caer a tu lado [izquierdo] mil, y diez mil a tu diestra, mas a ti no se acercarán. Basta con que mires con tus ojos, y verás la retribución de los inicuos. Por cuanto tú [has dicho,] "Adonái es mi refugio", y has hecho del Altísimo tu asilo, no te sucederá mal alguno, ni plaga se acercará a tu tienda. Pues El encomendará a Sus ángeles, para cuidarte en todas tus sendas. Ellos te llevarán en sus manos, no sea que dañes tu pie con una piedra. Pisarás al león y a la víbora; pisotearás al leoncillo y a la serpiente. Por cuanto él Me desea, Yo lo liberaré; Yo lo fortaleceré por cuanto él conoce Mi Nombre. Cuando clame por Mí, Yo le responderé; con él estoy en la aflicción, Yo lo libraré y lo honraré. De larga vida lo colmaré y le mostraré Mi salvación.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 92
Entonado cada Shabat por los Levitas en el Gran Templo, el Salmo habla del Mundo Venidero y consuela a los abatidos por el sufrimiento.

Un Salmo, una canción para el día de Shabat: Es bueno alabar a Adonái, y cantar a Tu Nombre, Altísimo; proclamar por la mañana Tu bondad, y Tu fidelidad por las noches, acompañado de un decacordio y de una lira, a la melodía del arpa. Pues Tú, Adonái, me has alegrado con Tus obras; a la labor de Tu mano canto jubilosamente. ¡Cuán grandes son Tus obras, Adonái; cuán profundísimos Tus pensamientos! Un hombre bruto no puede saber, un tonto no comprende esto: cuando los malvados prosperan cual hierba, y los malhechores florecen, es con el fin de que puedan ser destruidos para siempre. Pero Tú, Adonái, eres ensalzado eternamente. Ciertamente, Tus enemigos, Adonái, Tus enemigos, en verdad perecerán; todos los que hacen el mal se dispersarán. Mas Tú has incrementado mi fuerza como la de un buey salvaje; estoy ungido con aceite fresco. Mis ojos han visto [la caída de] mis enemigos vigilantes; mis oídos han escuchado [la ruina de] los inicuos que se levantan en contra de mí. El justo florecerá cual palmera, crecerá cual cedro en el Líbano. Plantados en la Casa de Adonái, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Darán fruto aún en su vejez; estarán colmados de savia y frescura. Eso es para expresar que Adonái es justo; El es mi Fortaleza, y no hay injusticia en El.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 93
Este Salmo habla de la Era Mesiánica, cuando Dios Se ataviará de magnificencia. ¿De qué se jactará el hombre ante El, como hicieron Nabucodonosor, el Faraón y Sanjerív?

Adonái es Rey; Se ha investido de fastuosidad; Adonái Se ha ataviado, Se ha ceñido de fortaleza; también ha establecido el mundo firmemente para que éste no vacile. Firme es Tu trono desde antaño; Tú has existido siempre. Los ríos han alzado, Adonái, los ríos han alzado su voz; los ríos alzan su furioso oleaje. Más que el sonido de muchas aguas, que las poderosas rompientes del mar, es Adonái poderoso en las Alturas. Tus testimonios son de lo más fidedignos; Tu morada resplandecerá de santidad, Adonái, para siempre.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 94
Una plegaria prodigiosa y maravillosa para que cada individuo rece por la Redención; con una importante enseñanza moral.

Adonái es un Dios de retribución; ¡Dios de retribución, manifiéstate! Enaltécete, Juez de la tierra; retribuye su recompensa a los soberbios. ¿Hasta cuándo han los inicuos, Adonái, hasta cuándo han los inicuos de alegrarse? Constantemente hablan con insolencia; todos los inicuos actúan con arrogancia. Tu pueblo, Adonái, aplastan, y Tu patrimonio oprimen. Matan a la viuda y al forastero, y asesinan a los huérfanos. Y dicen: "Dios no ve, el Dios de Iaacov no percibe". Comprended, insensatos del pueblo; necios ¿cuándo os tornaréis sabios? ¿Acaso Quien implanta el oído no oirá? ¿Quién forma el ojo no verá? ¿Quién castiga a las naciones, no ha de castigar? ¿Quién imparte conocimiento al hombre [no sabrá]? Adonái conoce los pensamientos del hombre, que son vanidad. Dichoso el hombre a quien Tú castigas, Dios, y en Tu Torá lo instruyes, dándole tranquilidad en días de adversidad, hasta tanto sea cavado el hoyo para el malvado. Porque no abandonará Adonái a Su pueblo, ni dejará a Su patrimonio. Pues el juicio volverá a ser coherente con la justicia, y todos los rectos de corazón irán tras él. ¿Quién se levantaría por mí contra los malvados, quién se erguiría por mí contra los inicuos? Si Adonái no me hubiese ayudado, en breve mi alma habría habitado en el silencio [de la tumba]. Cuando yo pensé que mi pie resbalaba, Tu bondad, Adonái, me sostuvo. Cuando mis [preocupados] pensamientos se multiplican dentro de mí, Tu consuelo alegra mi alma. ¿Podrá alguien en el asiento del mal, alguien que convierte la iniquidad en ley, asociarse contigo? Se juntan contra la vida del justo, y condenan la sangre inocente. Adonái ha sido mi baluarte; mi Dios, la fuerza de mi refugio. El volverá la violencia de ellos en su contra y los destruirá con su propia maldad; Adonái nuestro Dios los destruirá.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 95
Un Salmo que habla del futuro, cuando uno dirá a su prójimo: "Vayamos, cantemos y alabemos a Dios por los milagros que hizo para con nosotros".

Venid, cantemos a Adonái; elevemos nuestras voces en júbilo a la Roca de nuestra salvación. Aproximémonos a El con agradecimiento; alcemos nuestras voces a El en cánticos. Porque Adonái es un gran Dios, y un gran Rey sobre todos los seres supremos; en sus manos están las profundidades de la tierra, y las alturas de las montañas son Suyas. Sí, el mar Le pertenece, pues El lo hizo; Sus manos formaron la tierra seca. Venid, prosternémonos e inclinémonos; arrodillémonos ante Adonái nuestro Hacedor. Pues El es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo que El vela, el rebaño que Su mano [guía] — incluso este mismo día, si sólo Su voz escuchareis. No endurezcáis vuestros corazones como en Merivá, como en el día de Masá en el desierto, cuando Me pusieron a prueba vuestros padres; Me probaron pese a que habían visto Mis obras. Cuarenta años reñí con aquella generación; y dije, son un pueblo de corazones errantes, ellos no conocen Mis sendas. Así pues, en Mi enojo juré que no entrarían en Mi lugar de reposo.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Capítulo 96
Llegará el día en que uno dirá a su prójimo: "Vengan y cantemos a Dios".

Cantad a Adonái un cántico nuevo; cantad a Adonái, toda la tierra. Cantad a Adonái, bendecid Su Nombre; proclamad día a día Su salvación. Relatad Su gloria entre las naciones, Sus maravillas entre todos los pueblos. Pues Adonái es grande y sumamente alabado, El es reverencialmente temido por encima de todos los dioses. Pues todos los dioses de las naciones son nada, mas Adonái hizo los cielos. La majestad y el esplendor están delante de El, el poder y la belleza en Su Santuario. Rendid a Adonái, familias de naciones, rendid a Adonái honor y fortaleza. Rendid a Adonái el honor debido a Su Nombre; traed una ofrenda y venid a Sus atrios. Prosternaos ante Adonái con resplandeciente santidad; temblad ante El, toda la tierra. Proclamad entre las naciones: "Adonái reina"; en verdad, el mundo está firmemente establecido para que no vacile; El juzgará a los pueblos con equidad. Los cielos se alegrarán, la tierra se regocijará; bramará el mar y cuanto lo llena. Los campos y todo lo que hay en ellos se alborozarán; entonces cantarán todos los árboles del bosque. [Se regocijarán] ante Adonái pues El ha venido, pues El ha venido a juzgar la tierra; El juzgará al mundo con justicia y a las naciones con Su verdad.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

Derechos Reservados.

Tres capítulos adicionales
El Baal Shem Tov instituyó la costumbre de recitar tres capítulos adicionales de Salmos cada día, desde el primero de Elul hasta Iom Kipur (en Iom Kipur se recitan los 36 capítulos restantes, completando así todo el libro de Salmos).
Los salmos de hoy son 55, 56 y 57.
Capítulo 55
David dijo este Salmo al huir de Jerusalén por causa de los difamadores, Doag y Ajitófel, que decían que merecía morir. Consideraba amigo a Ajitófel, honrándolo, pero éste lo traicionó y quebró su pacto. David maldice a todos sus enemigos, para que todas las generaciones "sepan, y dejen de pecar".

Para el Director del Coro, con instrumentos musicales, un Maskíl por David: ¡Presta oídos, Dios, a mi plegaria, no desdeñes mi súplica! Préstame atención y respóndeme cuando me lamento en mi aflicción y gimo. Por el grito del adversario, a causa de la opresión del perverso, pues ellos me acusan de maldad y apasionadamente me odian. Mi corazón se estremece dentro de mí y los temores de la muerte me asaltan. El temor y el miedo me penetran, me domina el horror. Entonces dije: "¡Quien diera en mí alas como una paloma! ¡Volaría y hallaría descanso! Vagaría a la distancia, pernoctaría en el desierto por siempre. Me apresuraría a abrigarme del viento violento, de la tempestad. Consume, Dios, y confunde sus lenguas, pues he visto violencia y disputa en la ciudad. Día y noche ellos circunvalan sus murallas; la iniquidad y el desorden habitan su interior. La traición está dentro de ella, si apartarse de su plaza, están el fraude y la decepción. Pues no hay adversario que pueda ultrajarme y yo lo soporte; ningún enemigo crecer tanto contra mí que yo me esconda de él. Tú eres un hombre igual a mí; tú eres mi guía y mi mentor. Con quien, juntos, compartimos dulce consejo; por la casa de Dios caminamos con la multitud. Que El incite la muerte contra ellos; que caigan al abismo, vivos, pues el mal está en sus moradas y en ellos. Mas yo, a Dios clamaré y Adonái me salvará. De noche, de mañana y de tarde suplico y gimo, y El oye mi voz. El redime mi alma en paz de las batallas que se aproximaron a mí, en consideración a las multitudes que estuvieron conmigo. Mi Dios oirá y les responderá —Aquel que está entronizado desde otrora, eternamente — contra aquellos que ignoran su propia muerte y no temen a Dios. El extendió sus manos contra los que están en paz, violó su alianza. Más suaves que la manteca fueron las palabras de su boca, pero su corazón estaba en guerra; sus palabras eran más blandas que el aceite, sin embargo, eran maldiciones. Arroja a Adonái tu carga y El te sustentará. El nunca permitirá que el justo esté abatido. Y Tú, Dios, los arrojarás al abismo más profundo; los hombres sanguinarios y embaucadores no vivirán la mitad de sus días; mas yo confiaré en Ti.

Capítulo 56
David compuso este Salmo cuando corría peligro mortal en el palacio de Ajísh, hermano de Goliat. En su angustia, hace diversas promesas.

Para el Director del Coro, sobre Ionat Elem Rejokím, por David, un mijtám cuando los filisteos lo capturaron en Gat: Favoréceme, Dios, pues hombres ansían engullirme; el día entero el guerrero me oprime. Todo el día mis atentos adversarios aspiran engullirme, pues muchos guerrean contra mí, Altísimo. El día en que temo, confiaré en Ti. En la rigurosa justicia de Dios, alabaré Su palabra. Confié en la rigurosa justicia de Dios, no temeré. ¿Qué puede hacerme la carne? Todos los días ellos hacen penosas mis palabras; en cuanto a mí, todos sus pensamientos son para el mal. Ellos se juntan, se ocultan, observan todos mis pasos, siempre que prevén [oportunidad para capturar] mi alma. Por iniquidad, expélelos; en cólera, derrumba las naciones, Dios. Mi deambular Tú Mismo contaste; deposita mis lágrimas en Tu odre. ¿No están en Tu registro? Entonces, mis adversarios retrocederán el día en que clamé; lo sé, Dios está conmigo. En la rigurosa justicia de Dios, alabo Su palabra; en la misericordia de Adonái, alabo Su palabra. Confié en la rigurosa justicia de Dios, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Sobre mí, Dios, están Tus promesas; saldaré ofrendas de gracias. Pues Tú liberaste mi alma de la muerte, hasta mis pies de tropezar. Para caminar delante de Dios en la luz de la vida.

Capítulo 57
Un Salmo de David al ocultarse de Shaúl en una cueva, en serio peligro. Como Iaacov al enfrentar a Eisav, rezó que no sea muerto ni deba matar. En mérito a su fe, Dios hizo maravillas para salvarlo.

Para el Director del Coro, una súplica para ser salvado de la destrucción, por David, un Mijtám, cuando huyó de Shaúl, en la cueva. Favoréceme, Dios, favoréceme, pues mi alma se refugió en Ti. A la sombra de Tus alas me refugiaré hasta que pase la traición. Clamo a Dios, supremamente sublime, al Dios que hace para mí. El enviará del cielo y me salvará de la desgracia de aquellos que desean engullirme, sela. Dios enviará Su misericordia y Su verdad. Mi alma está entre leones; yazgo con hombres irascibles, personas cuyos dientes son lanzas y flechas, y cuya lengua es una espada afilada. Sé exaltado encima de los cielos, Dios, sobre toda la tierra esté Tu gloria. Ellos preparan una red para mis pasos, mi alma es encorvada, cavaron una fosa delante de mí, caerán en ella, sela. Mi corazón esta imperturbable, Dios; mi corazón está imperturbable; cantaré y haré música. Despierta, alma mía, despierta, con arpa y lira; despertaré el alba. Te agradeceré dentro de los pueblos, Dios, cantaré a Ti entre las naciones, Pues grande hasta los cielos es Tu benevolencia y hasta las alturas superiores está Tu verdad. Sé exaltado encima de los cielos, Dios, esté Tu gloria encima de toda la tierra.

Extraído del libro Tehilím con Fonética y Español, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana

© Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.

Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización escrita de la Editorial.

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