El párrafo bíblico de esta semana describe dos momentos muy difíciles de la vida de Iosef: primero era un esclavo de Potifar y luego descendió a una mayor degradación y fue recluido en su cárcel. Sin embargo en ambas situaciones Iosef tuvo un éxito extraordinario, hasta el punto de que sus superiores le asignaran la dirección del lugar.

Cuando la Torá no describe el éxito en estos dos lugares, lo hace de manera diferente. Sobre lo ocurrido en la casa de Potifar dice el texto "Y todo lo que él hace Di-s pone el éxito en su mano", mientras que en la cárcel dice que "Y lo que él hace Di-s le da éxito". Aquí omite la Torá la expresión "en su mano".

Bendición del Cielo

Éxito implica suerte (mazal). Es la bendición a la que el hombre accede no como fruto de su esfuerzo sino como un regalo de Arriba. En este tipo de éxito hay dos clases: Hay quien ve gran éxito en la acción de su mano, de manera que esta claro para todos que se trata de una persona de suerte, tiene éxito de manera sobrenatural. Pero existe un éxito mucho mas fantástico, un éxito tan rotundo y extraordinario que no puede ser asociado en absoluto al accionar del hombre, se percibe de inmediato que es la mano de Di-s la que logró esto.

En la casa de Potifar, Iosef se hizo acreedor de un éxito del primer tipo - "Di-s pone el éxito en su mano" - todos veían que era exitoso en todo su accionar. Pero en la cárcel, Iosef accedió a un éxito Divino. Todos sentían que Hashem, por así decirlo, activa a través suyo.

Específicamente en la Cárcel

A este fantástico éxito llego Iosef específicamente estando en la cárcel. Esto se debe a que el recipiente para un éxito Divino, sobrenatural, es la conciencia y el sentir la propia auto-anulación. Cuanto menos siente el hombre a su propio yo, a su persona, más podrá revelarse en él el éxito de Di-s.

Es esto lo que dice el texto de los profetas: "y a éste observaré: al pobre y de espíritu bajo". Hashem mira y apoya justamente al pobre, al que anula el sentir su yo, a quien se siente bajo y humilde.

Cuando Iosef estaba en la cárcel, experimentó una anulación total y un espíritu de humildad mucho mayor de que cuando era esclavo de Potifar, por eso es que ahí específicamente se hizo acreedor del extraordinario éxito Divino, al punto de que todos vieron que Di-s estaba con él.

Del Éxito a la Redención

También durante su permanencia en la casa de Potifar, Iosef transmitió su fe en Di-s. El versículo dice "Y vio su amo que Di-s estaba con él", explica Rashi que "El nombre del Altísimo era corriente en su boca". Siendo que Iosef adjudicaba su éxito a Hashem, también Potifar, el idólatra se convencía que Di-s estaba con él.

Pero estando en la cárcel no había necesidad de que Iosef atribuya su éxito a Di-s, pues todos veían claramente que el poderoso éxito Divino lo acompañaba.

Resulta entonces, que justamente como consecuencia del gran descenso que experimento, que cayó no sólo al nivel de un esclavo, sino incluso al de un preso, cosa que generó en él un sentir de auto-anulación absoluta - Iosef se hizo meritorio de que el éxito Divino se manifieste en el con la máxima potencia. Lo mismo ocurre con el pueblo judío todo, que es a través del gran descenso que implica el exilio diaspórico, que se hace meritorio del cenit de la elevación en la verdadera y completa redención.

(Likutei Sijot , tomo 25, Pág. 213)