Antes que Iaakov junto a toda su familia descienda a Egipto, envió a Iehudá "para que se adelante antes que él, hacia Iosef, a Goshen, para enseñarle" 1 .
El Midrash explica2 que esta misión tenía como objetivo "instalar una casa de estudios, de donde salga la instrucción". Es decir, que el Patriarca Iaakov envió a Iehudá para levantar en Egipto una Ieshivá donde estudiar Torá.
Este envío de Iehudá requiere explicación, ya que Iosef ya se encontraba en Egipto. Iosef era un Tzadik- un justo y piadoso- también cuando fue virrey. Era el 'ben zekuním' (literalmente: "hijo de la ancianidad") de Iaakov, también en el sentido que explican nuestros Sabios Z"L3 , que Iaakov le transmitió todo lo que él había aprendido. ¿Por qué, entonces, no confió Iaakov en Iosef en lo que respecta a levantar una Ieshivá- una casa de estudio de Torá- y necesitó enviar especialmente a Iehudá, previo a su descenso, para "instalar una casa de estudios?"
Dos Caminos
La explicación está en la diferencia del nivel espiritual de Iosef y sus hermanos, los que representan dos caminos diferentes en el servicio a Hashem4:
Las tribus eran pastores, una ocupación que implica el aislarse del bullicio del mundo. Ellos eligieron apartarse de las perturbaciones que genera el mundo, para poder dedicarse a la Torá y el servicio al Creador.
En contraposición a ello, Iosef vivía en el centro de la vida de este mundo y sus preocupaciones, ya que él era el virrey, y a pesar de ello cuidó su integridad como tzadik y su apego al Altísimo.
En este aspecto, Iosef estaba en un nivel superior a sus hermanos. La capacidad de mantener incólume la unión y apego al Altísimo en plena ocupación en los temas de este mundo y sus perturbaciones, da testimonio de una altura espiritual muy elevada. Efectivamente, se explica en las enseñanzas Jasídicas, que Iosef estaba unido a un nivel de santidad totalmente superior a todo lo que tiene que ver con este mundo, al punto que las perturbaciones del mundo le eran absolutamente indiferentes.
La Gran Perfección
Sin embargo, esta era la virtud del alma de Iosef, que era tan elevada hasta que todos los temas de este mundo no le afectaban en su apego a Hashem, pero en lo que se refiere al propio estudio de la Torá, hay una superioridad en la calidad del estudio de las tribus por sobre el estudio de Iosef.
La perfección en el estudio de la Torá es cuando la Torá es 'su única profesión', es decir, cuando la persona tiene como ocupación y dedicación principal el estudio de la Torá, y no tiene otra ocupación en temas ajenos, aunque también ellos se desarrollen en consonancia a lo que marca la Torá. Por eso, el estudio más perfecto tiene lugar cuando uno no se casó aun, o en los primeros años de casado, "antes de haber dado a luz muchos hijos" 5 . Luego, cuando el yugo del sustento de la familia carga sobre él, ya no tiene ese nivel de estudio de Torá.
La Base del Mundo
Iaakov nos enseña, entonces, que la base del estudio de la Torá es específicamente el modelo de las tribus y no el de Iosef. Por ende, no confió en Iosef, quien amalgamaba el estudio de la Torá con su actividad en el mundo, y envió especialmente a Iehudá que representaba la entrega absoluta y total al estudio de la Torá, para que sea él quien establezca una Ieshivá en Egipto.
De aquí aprendemos que a la par de la extraordinaria virtud de Iosef que podía unir la Santidad Divina con los asuntos del mundo, hay necesidad también de un estudio de Torá en el nivel de 'la Torá es su profesión'- donde la persona no tiene ocupaciones adicionales al estudio de Torá. Este tipo de estudio es la base de la existencia del pueblo judío, y es el que sostiene al mundo.
(Likutei Sijot Tomo 3, Pág. 827)
Únete a la charla