En la lectura de la Torá de esta semana leemos la historia de las diez plagas que castigaron a los egipcios.
La séptima plaga que Di-s envió sobre los egipcios —las plagas que abrieron el camino del éxodo final de Egipto —fue el granizo. Enormes piedras de granizo llovieron, destruyendo las cosechas egipcias y dañando sus campos. Pero entonces la Torá agrega un milagroso detalle que es en cierto modo asombroso. Nos dice que cada piedra de granizo contenía una llama de fuego que ardía dentro del hielo. ¿Para qué propósito servía este fuego?
El Zohar explica que las diez plagas no fueron enviadas sólo para desmantelar la infraestructura de Egipto. Fueron fuerzas poderosas que proveyeron a los judíos de estrategias para su rehabilitación espiritual. Cada plaga tenía una importante lección en la jornada del crecimiento y verdadera liberación.
El granizo es frío y helado y simboliza la insensibilidad y la indiferencia hacia las otras personas y sus necesidades. La personalidad "granizo" es alguien que parece carecer de la capacidad de ocuparse, de ser compasivo o de amar. Es alguien que parece totalmente frío y no puede ocuparse de nadie ni de nada. ¿Esta persona está más allá de toda esperanza? ¿Puede encenderse una chispa de amor?
Con esta plaga la Torá declara que hasta un corazón de piedra puede ser despertado. Toda persona tiene una llama de amor y compasión en su interior. Pero en algunos esa llama es un amor por sí mismo, manejado por el ego y dirigido hacia el interior en lugar de hacia los otros. El resultado es egoísmo y cuidado por uno mismo, con insensibilidad hacia los otros. El fuego arde, pero está dentro del hielo.
Todo lo que tiene que ocurrir es que el hielo se derrita, y que el fuego del amor y la compasión sea visible para todos. Para lograr esto, el individuo "granizo" necesita hacer dos cosas:
a) Astillar su ego desarrollando un sentido de la humildad.
b) Comenzar a hacer actos de bondad y amor aun sin motivo. Los hechos mismos encenderán el fuego.
La llama siempre arde. Recae sobre el individuo el hacer que esté oculta por el granizo o que arda abiertamente.
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