Cuatrocientos años antes de que los judíos dejaran Egipto, Di-s predijo a Abraham la esclavitud de sus descendientes y eventual emancipación. Esta profecía presupone que los egipcios estaban destinados al mal, como si dijéramos programados previamente por Di-s, para esclavizar al pueblo judío y cumplir su destino. Si es así, si nuestros carceleros fueron sólo peones en algún plan maestro cósmico, ¿cómo podemos demandar y celebrar su castigo?

La respuesta teológica tradicional a esto es hacer una distinción entre la causa y el efecto. Los judíos, como nación, estaban destinados a ser atormentados por los egipcios como nación. El mal, sin embargo, es la suma total de acciones maliciosas efectuadas por un cierto número de pecadores individuales. Ninguno de los egipcios puede haber optado por mantenerse fuera de las acciones de sus compatriotas y permanecer libre de culpa y limpio. Cuando demandamos retribución por las acciones de cada pecador individual, es en reconocimiento de que cada uno de ellos ejercitó la libre elección y eligió pecar.

¿Sin embargo tuvo Faraón la libre opción en la decisión de maltratar a los judíos? La justificación de que el mandato de Di-s debía cumplirse con o sin la participación de cualquier individuo egipcio parece no ser respuesta en el caso de Faraón. Si el líder de la nación se hubiera rehusado a participar, seguramente la esclavitud habría sido evitada completamente. Si es así, considerando que Di-s había predicho el maltrato a los judíos, Faraón podría no haber tenido elección conciente, sino que estaba predestinado a dirigir el programa de discriminación étnica.

Aun más destacable, en numerosas ocasiones en la lectura de la Torá de esta semana Moisés es enviado por Di-s a visitar a Faraón y amenazar con otra plaga. No obstante a Moisés se le previno que esperara que su admonición no tuviera un efecto inmediato y Faraón persistiría en su obstinación. ¿No deducimos lógicamente de esto que fue injusto castigar a Faraón por rehusarse a oír la orden Divina, pues su negativa fue pre ordenada por Di-s?

En la época de los profetas, cuando alguien proclamaba que tenía el don de la profecía le demandábamos que predijera varios eventos auspiciosos en el futuro cercano con un 100% de seguridad. Equivocarse aun en el detalle más pequeño demostraba que era un falso profeta. Si, sin embargo, su profecía consistía de tristes pronósticos y fracasaban en materializarse, no lo hacía automáticamente sospechoso. Di-s es bondadoso, misericordioso y siempre listo para dar otra oportunidad. Muchos profetas fueron enviados para dar noticias de una próxima perdición con la esperanza de que eso nos despertara para retornar a Él.

En otras palabras, las promesas de Di-s de bienes y bondades futuras son de cumplimiento garantizado; noticias negativas —no necesariamente. Cuando Di-s predijo el dolor y sufrimiento futuros para Su nación, teóricamente podría haber sido anulado ante Su orden. El hecho de que por cualquier motivo que eligió Di-s para no salvarnos, es entre Él y nosotros.

Las profecías de mal no tienen que producirse. Los judíos potencialmente podrían haber sido salvados y los egipcios podrían haberse rehusado a participar. A pesar que Di-s describió a Abraham la eventual esclavitud de sus descendientes, no era automático.

Cada uno de nosotros ejerce la libre voluntad en cada cruce de caminos de nuestro viaje a través de la vida. Los egipcios, como con todo imperio malvado y todo malvado a lo largo de la historia, eligieron practicar la miseria y la destrucción, ejercitaron la libre voluntad en su capricho, y merecieron completamente la retribución Divina.