En nuestra Parshá se relata sobre la décima plaga, la plaga de los primogénitos. Esta es la única plaga donde se ordenó a los judíos marcar su casa con una señal identificadora con la sangre del Pacto (de la circuncisión) y con la sangre del sacrificio pascual. Debían colocar la sangre sobre los marcos y el dintel de la casa, para que la plaga no los dañe. Además, había otra instrucción que los limitó sólo en esta plaga: "y ustedes no habrán de salir, todo hombre, de la puerta de su casa hasta la mañana" 1 .

El Midrash explica por qué aquí se requerían estas medidas: "una vez que se autorizó al destructor a destruir- no discierne entre los justos y los perversos" 2. Por eso se les indicó colocar una señal especial en sus hogares y no salir de ellos.

Permiso al Destructor

Surge aquí la pregunta: en las demás plagas también "se autorizó al destructor a destruir", y sin embargo no se requirieron de medidas especiales para la protección de los hijos de Israel. ¿Qué había de especial en la plaga de los primogénitos que específicamente en ella se despertó la duda por "el destructor"?

Hay una diferencia esencial entre la plaga de los primogénitos y las que le precedieron: en el resto de las plagas no puede decirse que "se dio permiso al destructor a destruir". Esas plagas eran controladas y estaban acotadas a un tipo de daño específico3 , y no se dio al destructor la libertad de atentar de cualquier manera que encuentre apropiada. A diferencia de ello, en la plaga de los primogénitos se autorizó al destructor a matar a los primogénitos de cualquier forma.

Amor sin Condiciones

Hay una diferencia más profunda: el objetivo de las otras plagas era hacer tomar conciencia a los golpeados por la plaga "que Yo Soy Hashem" (algo que no era necesario para los judíos, y por ende las plagas no afectaron en absoluto a los hijos de Israel), mientras que la plaga de los primogénitos vino tan sólo para castigar, matar, destruir. Y aquí argumentó el Atributo de la Justicia: "¿en qué se diferenciaron estos de aquellos (los judíos de los egipcios)?" ¡Ambos pueblos practicaron la idolatría, y los judíos ya estaban inmersos en 49 portales de impureza'!. Es por eso que los judíos precisaron de señales identificadoras especiales.

Pero, ¿cómo podía la señal' rechazar la grave acusación? A simple vista, el argumento del Atributo de la Justicia era fuerte- "¿en qué se diferenciaron estos de aquellos?"

Se explica al respecto en las enseñanzas Jasídicas, que la plaga de los primogénitos provino de "Hashem mismo" ("de Su Magnificencia y Esencia"), y entonces se reveló el intenso amor de Hashem al pueblo de Israel, un amor de esencia, el amor del padre por sus hijos. Este es un amor incondicional, que mantiene todo su vigor también en una situación de conducta negativa por parte del hijo. Cuando se reveló este amor, no había lugar para una acusación contra los hijos de Israel.

La Situación es Similar

La 'señalización' que hicieron los judíos era un recordatorio del vínculo de esencia que hay entre ellos y el Altísimo. También esta señal era producto de una entrega y sacrifico total por parte de los israelitas, más allá de todo cálculo lógico y racional. ¡No era lógico degollar a los ojos de todos a la oveja, el ídolo egipcio, y además colocar la sangre en la puerta de la casa! Y cuando los judíos no hicieron cálculos lógicos y entregaron su vida para cumplir la Voluntad de Di-s, entonces también Hashem, por así decirlo, Se "elevó" por encima de todo cálculo, inclusive el presentado por el Atributo de la Justicia.

Nos encontramos ahora en una situación que es extraordinariamente similar a la de los judíos en la víspera de su salida de Egipto. La redención mesiánica golpea nuestras puertas. En esta hora, el judío debe superarse por encima de todas las evaluaciones y cálculos lógicos, y entregarse a cumplir con la Voluntad Divina, los mandatos de Di-s en Su Torá. Es así como han de hacerse acreedores realmente pronto de la llegada del Mashiaj y de la redención eterna.

(Likutei Sijot tomo 3, Pág. 864)