Uno de los fundamentos centrales de la religión judía es la salida de Egipto, sobre la que trata nuestra Parshá. El éxodo de Egipto es calificado también como el 'nacimiento' del pueblo de Israel1 , puesto que por medio del mismo los Israelitas pasaron de una situación de esclavos del faraón a una de siervos de Hashem. Se explica en muchos lugares, que la salida de Egipto no se limita tan solo a un suceso acaecido hace un par de miles de años, sino que constituye una labor permanente del judío- es salir de la estrechez y las limitaciones personales y entregarse al Altísimo.

Se entiende también, que para poder ejecutar el trabajo espiritual de salir de Egipto' debemos meditar sobre la forma como tuvo lugar la salida de Egipto original y aprender de ello para nuestro salir de 'Egipto' diario.

El Pesaj como Preparación

Uno de los elementos principales que fueron preparatorios para la salida de Egipto fue el sacrificio pascual. Moshé ordenó a los Israelitas, por orden de Hashem2 "Tiren hacia ustedes y adquieran ganado para vuestras familias y faenen al (sacrificio del) Pesaj". Esta Mitzvá (precepto) quedó instruida para todas las generaciones. De ahí que el sacrificio pascual constituye una etapa preparatoria de máxima importancia en el camino de la salida de Egipto.

En el mandato del sacrificio pascual se enfatizan dos puntos: 1- el precepto de degollarlo; 2- el precepto de ingerirlo. De esto podemos deducir cuál es el preparativo adecuado a través del cual todo judío puede alcanzar su salida de 'Egipto' personal, de su estrechez y sus limitaciones.

El sacrificio del Pesaj en Egipto consistía en un acto de arrojo de la vida propia, puesto que el ganado era el ídolo de Egipto. Los israelitas requirieron de una disposición a entregar la vida3 para tomar el ídolo egipcio y ofrendarlo a Hashem.

Es decir, el sacrificio del Pesaj simboliza y representa el servicio al Altísimo con entrega total de la vida.

Materialismo sin Vida

Y es aquí donde la Torá viene a enfatizarnos que no es suficiente con entregar la vida per se, sino que a ello debe acoplarse la 'faena' y la 'ingesta':

'Faena' quiere decir que se deja al cuerpo íntegro pero se le extrae la sangre, la vitalidad. La misión del judío radica en sacar y quitar de los aspectos materiales la energía materialista animal y una vez que quedaron carentes de 'animalismo' y brutalidad- ofrendarlos a Hashem, es decir, utilizarlos para el servicio al Creador. El judío, debe hacer uso de todo elemento existente para un fin sagrado. Sólo que como preparativo para eso debe ser meticuloso de no dejar en estos elementos la energía materialista animal.

Parte tuya

El segundo aspecto es la 'ingesta'. Cuando la persona se alimenta de algo, su alimento se transforma en sangre y carne propias, en parte de uno mismo. En el servicio a Di-s esto significa que la disposición al servicio y la entrega absoluta al Altísimo deben convertirse en parte integral de la propia personalidad, hasta que engloben a todos sus actos y caminos; que todo lo que haga esté impregnado con entrega total a Di-s.

Cuando el judío se entrega a Hashem de manera total y absoluta, también cuando entra en contacto con la realidad material y bruta del mundo no se asusta de ella, sino al contrario, le quita la vitalidad animal y la enrola- también a ella- al servicio de Hashem. Es entonces cuando se hace merecedor de salir de 'Egipto', de rescatarse de las limitaciones del alma animal, del cuerpo, y del mundo terrenal, y convertirse en un verdadero servidor de Hashem.

(Likutei Sijot, Tomo 16, Pág. 111)