El siglo 20 vio la expansión de los ideales democráticos a una escala global. Decenas de naciones, previamente gobernadas unilateralmente por reyes y dictadores, o cuyos gobiernos eran elegidos por pocos miembros selectos de la clase superior, han adoptado constituciones que reconocen el derecho intrínseco de todo ciudadano de participar en el proceso de gobierno. Nuevas naciones se están uniendo constantemente a las filas de las iluminadas naciones democráticas, mientras que pocas, en la historia reciente, si es que alguna, han retornado al totalitarismo.

Los últimos miembros que han ocupado su lugar en la familia de las naciones democráticas son Afganistán e Irak. Mientras que fue necesaria una intervención externa para asegurar los derechos individuales de los ciudadanos de esos países, y hay facciones en el interior de esos países que están determinadas a minar esas libertades recién descubiertas, la vasta mayoría de las poblaciones de esos países han aprobado ansiosamente la destitución de sus regímenes tiránicos y opresores de sus tierras.

La tendencia comenzó con el Estados Unidos de América en 1776, y luego reforzado en los años subsecuentes con el reconocimiento de que todos los ciudadanos tienen iguales derechos, y luego se extendió a todos los continentes. El mundo está comenzando a reconocer que cada hombre es creado a imagen de Di-s y por lo tanto tiene derechos intrínsecos.

Debemos estar llegando a la Era Mesiánica.

¿O estamos?

¡¿Cómo puede ser la expansión de los principios democráticos un portento de la venida del Mesías cuando el Mesías mismo será un monarca que gobernará en una teocracia?! No sería más apropiado que los años que preceden a la Redención estén caracterizados por un incrementado número de naciones gobernadas por monarcas —monarcas buenos, benevolentes, para estar seguros, pero no obstante monarcas.

¿Estamos progresando o retrocediendo?

Quizás una comprensión de la monarquía del Mesías explicará por qué la proliferación de la democracia es la preparación apropiada para su arribo. Pero primero analicemos la diferencia entre nuestra primera redención de Egipto, y la redención final que será anunciada por el Mesías.

Los israelitas dejaron detrás una nación que estaba profundamente diezmada por diez plagas. Los egipcios, que tan arrogantemente se burlaron ante el Di-s de los hebreos, finalmente reconocieron Su omnipotencia: "Y los egipcios dijeron 'Huyamos de los israelitas porque el Señor está luchando por ellos contra los egipcios'". Provocar este reconocimiento fue una de las metas primarias de las plagas, como dijo repetidamente Di-s "¡Y Egipto sabrá que Yo soy el Señor!"

Pero su aceptación de Di-s no puede ser considerado un producto de su libre elección; fueron golpeados hasta la sumisión. Los egipcios eran aun intrínsecamente malvados, pero fueron obligados a aceptar la soberanía de Di-s a causa de Sus acciones unilaterales "dictatoriales".

Fue un comienzo muy hermoso… fue suficiente para servir como base de la primera redención, pero la dictadura no es el objetivo final. Di-s no dotó a los seres humanos con libre albedrío para manipularlos como desea — ¡Para ello tiene hordas de ángeles! Nos dio libre albedrío porque quiso que Lo reconocieran. En las palabras de la santa Torá: "Puse ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. ¡Elige la vida!"

La Redención Mesiánica, denominada la "verdadera y completa" redención, llegará cuando el mundo esté listo para "elegir" a Di-s por su propia voluntad. El profeta Hosea dijo "Los hijos de Israel retornarán, y buscarán al Señor, su Di-s y a David, su rey".

Lo mismo es cierto con el Mesías mismo. En la tradición judía el rey —debido a su obvia grandeza y capacidad de liderazgo —es elegido y coronado por el pueblo, al contrario del dictador que impone su dominio a una nación que no está dispuesta.

En verdad, a medida que avanzamos hacia la Era Mesiánica, percibimos un mundo que en conjunto acepta los conceptos básicos de libertad, igualdad de derechos y libertad religiosa; un mundo que está eligiendo vivir bajo ideales morales y Divinos.

Cuando proclamamos "Queremos al Mashiaj ahora" en efecto estamos tomando parte en un proceso democrático. Estamos votando por Di-s, expresando nuestro anhelo por el día en que "El Señor será Rey sobre toda la tierra; en ese día el Señor será uno y Su nombre uno".